Quieren organizar espectáculos, pero se quejan de que sólo se encuentran trabas cuando se ponen a organizarlos. La mayoría de la hostelería de la Concepción pretende dar más vida a la plaza y lograr así una mayor afluencia, tanto turística como de la ciudadanía de la capital cacereña. Coinciden con ellos también algunos de los restaurantes de la calle Pintores. Los unos y los otros ponen, además, el Womad, uno de los principales sustentos económicos de estos negocios, en el punto de mira. "No deben concentrarse todos los escenarios en un mismo área de la ciudad", afirman los primeros. "Se ha convertido en un gran botellón que sólo beneficia a los locales de la plaza Mayor, que son los que pueden sacar barras a la calle", interpretan los segundos.

Pretenden también acercar a la zona actividades durante la feria o el mercado medieval y que les dejen, en fechas festivas, sacar altavoces o bafles a la calle. "La Concepción ha quedado muy bonita, pero no se usa nada", lamentan desde el bar Nuevo Rialto, al que no permitieron tampoco tener música en directo en el último Womad. "Debería ser igual para los establecimientos de todas las zonas. Las mismas oportunidades", dicen. Otros hosteleros guardan más demandas. "Los alquileres están muy altos, y así es muy difícil que esta zona sea un reclamo", manifiesta Francisco Palacios, propietario de dos restaurantes en Pintores. "Esta calle la tienen hundida y no sé muy bien por qué", condena.

Unos y otros hablan alto y con peticiones claras y concisas. Justifican sus argumentos, además, al entender que la hostelería del centro no puede resumirse sólo en la plaza Mayor.