Jesús Corbacho ha sido durante toda su vida un espectador de lujo de la evolución de la principal zona comercial de la ciudad: Pintores-Monumental. Joyero de profesión, el 31 de enero de este año se jubiló tras 42 años de trabajo en el negocio familiar que inició su abuelo en 1923, la Joyería Corbacho, hoy en Donoso Cortés y de nombre Barco-Corbacho.

Recientemente, la Asociación de Empresarios Pintores-Monumental le ha rendido un homenaje con motivo de su jubilación. Aún hoy, Corbacho se emociona cuando enseña el recuerdo que le entregaron sus compañeros.

--¿Cuando comenzó a trabajar en la joyería?

--Mi abuelo tenía una joyería, negocio que continuaron mi padre, sus hermanas y sus cuñados en la plaza de San Juan. Nosotros cuando éramos chicos íbamos a la tienda en vacaciones a ayudar, simplemente a pasar los encargos al taller de relojería y joyería. Cuando terminamos de estudiar empezamos a trabajar en la joyería, yo en el año 64. He estado 42 años trabajando y ahora se queda mi primo Agustín Barco. Ya éramos socios, igual que nuestros padres antes.

¿Qué significó el homenaje de sus compañeros?

--Una alegría. Me entregaron un plato de cerámica con el anagrama de la asociación. Estoy muy contento.

--¿Cómo ha visto la evolución del comercio en la zona de Pintores-Monumental?

--Ha cambiado mucho y ha mejorado. Han venido marcas nacionales, pero sigue habiendo un comercio tradicional, que a mí personalmente me gusta más. Las pequeñas tiendas me gustan más que las grandes superficies o una tienda en la que tu tienes que ir eligiendo. Nosotros siempre orientamos y hemos visto en nuestra familia orientar en las compras a los clientes y asesorarle sobre lo que les conviene, no por ganar más dinero, sino porque vemos que le puede interesar. Hoy día nos seguimos encontrando con clientes que hace 30 o 40 años habían comprado cosas a nuestros padres y las siguen teniendo. También le hemos vendido ya a la cuarta generación de una familia de Plasencia que procede de Alcántara. Es una chica de unos quince años, y ya le vendimos a la bisabuela, a su abuelo, a su madre y, ahora, a la biznieta.

--¿Qué mejoras aprecia usted en el comercio de la zona?

--Hace tres o cuatro años que viene más gente al centro que antes y también las tiendas han ido mejorando. El comercio se ha ido profesionalizando y formando para reciclarse.

--Hasta ahora ha hablado de lo que bueno, pero ¿qué carencias tiene la zona?

--Lo que peor veo es el acceso al centro para coches, que es muy difícil. Cáceres es una ciudad pequeña, pero estamos acostumbrados a utilizar mucho el coche. Yo no digo que los vehículos lleguen hasta la puerta de mi tienda, pero nos han cerrado primero el centro y luego nos han hecho un aparcamiento y no sabemos cuándo se harán los otros. Debería haber sido al contrario: primero los aparcamientos, y luego cerrar el centro.

--Los comerciantes de Pintores-Monumental han reclamado en numerosas ocasiones mayor presencia policía. ¿Usted cree que es necesaria?

--Nosotros hemos sufrido ya un atraco y creo que debería haber más policía. Ha habido una época en la había un policía nacional de zona, a lo mejor no todo el día, pero la gente sabía que estaba por aquí. Ahora ya no. Considero que por las noches tendría que haber más vigilancia aún. Cuando voy a la plaza Mayor de ciudades del tipo de Cáceres veo que hay una pareja de policías, y aquí no.

¿A qué se va a dedicar en su jubilación?

--Todavía no he parado, siempre hay papeles en casa. Además, tengo un cachino de campo en la Montaña y también voy mucho.