En un parque de la ciudad, un camión de bomberos pasó a toda velocidad con el estrepitoso sonido de las sirenas. De repente, la gente, los coches, los pájaros, hasta el agua de la Fuente Luminosa quedose congelada ante aquella monstruosa parafernalia. Parecía que el camión tenía la habilidad de detener el tiempo.

Los bomberos nos exigían estar pendientes; estaban salvando nuestras vidas y requerían de nuestra colaboración en la medida de lo posible. La atención de todos los presentes se vio alertada ante un estímulo de esa magnitud. Así, focalizando nuestra atención aportamos el grano de arena que hace crecer la montaña. Es nuestro poder individual. Tener en consideración, es dar prioridad, siendo ésta la vía más rápida para satisfacer nuestros objetivos y deseos. Lo que tenemos en cuenta es lo que importa, lo que obviamos desaparece. La realidad se crea con la atención.

Si evitamos atender a determinados problemas, estos permanecerán en una situación de descuido, el tema está en focalizar e investigar la posible solución. Los bomberos y la sociedad advierten que no seamos indiferentes ante el fuego y tengamos presente la importancia de prevenirlo.

Nuestro interés tiene un valor incalculable, véase las cantidades abismales de dinero que se gastan diariamente en publicidad, con el fin de interferir en nuestra mente y nuestros hábitos. Por ello, hay que recalcar la necesidad de saber bien qué es lo que deseamos y qué es lo que queremos para nuestras vidas. A los diez segundos, cuando todo pasó, hubo un silencio sepulcral de apenas un segundo y de nuevo todo recobró su funcionamiento habitual, los pájaros comenzaron de nuevo su bullicio, los coches se pusieron de nuevo en marcha, y los peatones seguimos con nuestra actividad. En cada momento, siempre hay algo de belleza, si le cedemos nuestra atención ésta entra en nosotros a través de los sentidos y podemos llenarnos de felicidad.