Las Navidades más austeras de los últimos años se han dejado notar también en el tradicional mercadillo que se instala en esa época en el paseo de Cánovas. A punto de terminar la edición de este año, algunos vendedores acusan una caída por encima del 20% respecto al año anterior, cuando ya se cumplían dos años de una tendencia a la baja.

"No quiero ni pensar en la diferencia entre este año y las cifras que había hace tres o cuatro años", señaló ayer Sergio Martín, uno de los veteranos de este mercadillo, con más de una veintena de ediciones en la ciudad con su puesto de abalorios. Pero sí da cifras respecto al volumen de ventas de la Navidad del 2011. "Ha bajado en torno a un 30% o un 40%", calculó.

La situación que él describe es la que refieren la mayoría de los vendedores consultados por este diario. Y el problema no lo sitúan en que no haya habido público --"muchos de ellos hablan de una afluencia de cacereños en niveles similares a los de años anteriores"-- sino a que la gente duda más a la hora de comprar, pregunta más por el precio y, sobre todo, busca las piezas de menos importe. "Vienen pidiendo regalitos para el 'amigo invisible', pero cosas pequeñas, de 3 o 5 euros", añadió el vendedor.

"Los regalos de última hora son los que nos han permitido mejorar algo las ventas", afirmó por su parte Badrdidn Elmallm, que desde hace seis años instala en la parte baja del paseo de Cánovas su puesto de bolsos, bufandas y gorros. También asegura que esta edición ha sido la de menos ventas y salva de esa situación "días puntuales", como el pasado, sábado víspera del Día de Reyes, en el que muchas personas acudieron en busca de encargos de última última hora. En todo caso, el balance que hace reduce hasta en un 30%, el volumen de ventas que registró 12 meses antes.

25 DIAS DE VENTAS El mercadillo comenzó a funcionar a mediados de diciembre, coincidiendo con el encendido de las luces de Navidad y el arranque de la programación especial y los vendedores tienen permiso para instalar sus puestos hasta el próximo jueves 10 de enero, aunque muchos descartan agotar el plazo.

"Quizás aguante hasta el día 8 de enero, pero no creo que mucho más", señaló ayer Mabel Jiménez, que acudía por primera vez con un puesto de abalorios artesanales hechos por ella misma con una pasta especial de colores. Su caso es una de las excepciones porque acaba los más de 20 días de ventas con buenas sensaciones. "He vendido casi todo lo que traía, sobre todo en estos últimos días", afirmó, convencida de que el próximo año estará de nuevo. También prevé repetir Nuria Montoya, que se estrenaba este año con un puesto de saquitos térmicos y abalorios. "Los saquitos han funcionado muy bien", confesó.

En lo que sí coincidieron fue en pedir que se mejore la organización. De hecho en los primeros días se produjeron quejas de muchos de ellos por los problemas para contar con luz eléctrica en sus expositores y varios acabaron optando por instalar generadores.