Algo ha cambiado, y para mejor, en la Real Academia de Extremadura de las Letras y de las Artes cuando en sus 40 años de historia ha nombrado por primera vez a una mujer para dirigirla. A María del Mar Lozano Bartolozzi, la precedieron cinco hombres. Ahora ella se enfrenta al reto de hacerla visible. De momento abre las ventanas y habla del proyecto de Vadecañas y de la mina de litio de Cáceres, que no es poco.

-¿Cuál es el origen de su segundo apellido?

---Mi bisabuelo Lucas Bartolozzi era italiano, de un pequeño pueblo cercano a Lucca, vino a Madrid donde fue jefe del Taller de Vaciados y Reproducciones Artísticas y Conservación de Esculturas de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tuvo varios hijos, entre ellos Salvador, que fue un ilustrador muy importante de revistas como La Esfera o Blanco y Negro. Se creó así una saga relacionada con el mundo del arte. Mis padres eran dibujantes y a su vez profesores. Por lo tanto, el apellido ha ido generando un mundo de artistas, de docentes o de escritores.

-¿Puede hablar de su madre?

-Antes de la guerra firmaba como Piti Bartolozzi. Fue una persona educada en la Institución Libre de Enseñanza. Fue también figurinista y escenógrafa junto a mi padre. Ambos trabajaron en el teatro. Después de la guerra se trasladaron a Pamplona porque él era de allí y continuaron en la misma serie de actividades. Diríamos que mi madre, como se está revalorizando el mundo de la mujer, ahora tiene una visibilidad mayor y se está hablando mucho de ella. De hecho, en el Museo Reina Sofía hay obra suya con dibujos de la etapa de la guerra sobre niños asustados o mujeres que estaban en la retaguardia.

-¿Con su designación se rompe el patriarcado?

-En los primeros años de la Academia solo había una mujer académica, doña Carmen Ortueta de Salas. A partir de 2013 se empezaron a nombrar algunas más; de hecho somos cinco, la quinta electa, y pienso que se ha creado una tendencia. Es verdad que yo he iniciado la andadura. No creo que en este caso sea romper con el patriarcado; me parece una frase quizás muy espectacular. Opino que es una tendencia que ya está en la sociedad. Hay muchas mujeres en el mundo universitario y en la enseñanza; tenemos la suerte de ser más mujeres.

-Pero es sorprendente que usted sea la primera mujer que la dirige en sus 40 años de existencia. No estaba tan equilibrada la balanza...

-Desde luego. He comentado que hasta el 2013 había un vacío absoluto. Ahora somos pocas: somos cinco y hay 25 medallas. Lo ideal es que lleguemos a ser muchas más. Sin embargo, la mesa es paritaria, la conformamos cuatro personas: dos hombres y dos mujeres.

-Ha citado a Carmen Ortueta que intervino muy activamente en la rehabilitación del palacio de La Coria y del de Lorenzana, en Trujillo, sede de la Academia de Extremadura, aunque siempre se le añadió la coletilla de que era la esposa de Xavier de Salas, quien fuera director del Museo del Prado... A las mujeres les ha costado más.

-Eso es indudable. Doña Carmen era una persona con un nivel intelectual muy grande y los que accedían a ella veían que tenía muchos méritos propios y estaba muy bien considerada. También depende mucho del ambiente que rodee a las mujeres. Yo he tenido la suerte de formar parte de una familia que ha entendido que mi vida profesional no tenía por qué estar limitada por mi matrimonio.

-El biógrafo oficial de Margaret Thatcher explica cómo la dama de hierro sobrevivió en un mundo de hombres, todos miembros de su gabinete gubernamental. Ella decía que las mujeres eran superiores a los hombres porque entendían mejor el mundo... ¿Le parece también esta una frase espectacular o lleva parte de razón?

-Lo que me importan son las personas, lo que sí deben tener las mujeres son las mismas oportunidades para poder formarse y ser creadoras. Eso es lo que debe corregirse a ultranza. No pienso si mis alumnos tienen más posibilidades por ser mujeres u hombres. Me interesa cómo aprenden, cómo responden. Lo que hay que promover son los valores de la persona para que brillen en toda su extensión.

-¿Por qué la sede de la academia está en Trujillo y no en Cáceres?

-Es un centro histórico de gran valor que reúne las condiciones para que allí esté representada una institución que difunde el conocimiento y la revalorización del patrimonio.

-¿Si la historia nos ayuda a entender a la humanidad, por qué no aprendemos?

-Porque somos seres humanos y hay que hacer desde que nacemos una pedagogía continuada. Desgraciadamente muchas veces el ser humano destruye en lugar de conservar. Y sobre todo, como sabe que el patrimonio tiene mucho de símbolo, la época en la que se ha realizado, las personas que lo han hecho o los gobernantes que lo han procurado, muchas veces se ataca no por lo que es sino por lo que simboliza.

-Al hilo de lo que simbolizan algunos monumentos, ¿ve con buenos ojos que el Pazo de Meirás haya pasado a manos del Estado?

-No conozco absolutamente todo el proceso, pero desde luego las leyes y su cumplimiento son las que se deben llevar a cabo. Si todo eso se ha hecho en un proceso judicial lógico me parece normal. Las leyes, desde luego hay que cumplirlas. Sé que hay diferentes ideas sobre para qué utilizar ese pazo y me parece muy bien lo que ha dicho la Xunta de Galicia: que pueda ser un centro para entender a doña Emilia Pardo Bazán; perteneció a su familia y allí está su impresionante biblioteca. Como académica me parece estupendo recuperar el patrimonio del pazo.

-Impresionante biblioteca la de Pardo Bazán como impresionante es la de la Academia de Extremadura, con gran parte del legado y la obra del Nobel de Medicina, Ramón y Cajal...

-Uno de los aspectos que se tuvo en cuanto al fundarla era crear una gran biblioteca, que sigue acrecentándose, con libros sobre Extremadura o partituras.

-¿Cómo experta en historia, qué de bueno tiene el independentismo?

-No soy independentista. Los valores de cada pueblo hay que defenderlos y conservarlos. La identidad nunca se debe perder, porque es lo que de verdad nos une. Estoy absolutamente identificada con Extremadura pero eso no tiene nada que ver con que me siga sintiendo muy navarra y que a la vez esté encantada de mis orígenes italianos. Ello no implica que haya que fomentar la diferencia sino los elementos que nos ayudan a tener un proyecto común.

-La historia de la Academia es paralela a la comunidad autónoma. Ambas empiezan a gestarse a finales de los 70 y las dos se crean a principios de los 80. ¿Considera que el órgano que dirige no ha ido al mismo ritmo que los avances que ha impulsado Extremadura?

-Aunque se estaba trabajando por las personas que me han precedido, quizá le falta ser más visible. Es una reunión de expertos que en las artes, las letras y el conocimiento del medio natural pueden aportar sus experiencias para elaborar los informes que requieren la Junta y otras instituciones para declaraciones de Bienes de Interés Cultural, pero también para ser un núcleo de conocimiento que puede aportar opiniones solventes y crítica constructiva cuando son convenientes en relación con el patrimonio y su difusión. Ha sido un trabajo en silencio y quizá mucha gente no lo conoce. Somos pocos y se necesitan más recursos.

-Se ocupan de reivindicar la protección de los espacios monumentales e históricos de la comunidad, ¿qué opinión le merecen asuntos como Valdecañas o la mina de litio de Cáceres, o eso es cosa de los jueces y de los políticos y ustedes como Academia no entran?

-Si en algún momento se nos hacen consultas particulares y lo consideramos oportuno podemos entrar a ellas, pero lo que no podemos entrar es en cada actuación que se ejecuta en esta región, porque para eso están los juzgados en el caso de Valdecañas o los expertos en la mina de litio. Cualquier opinión debe estar bien razonada y conocerse los informes en profundidad. La Academia tiene que cuidarse mucho de dar opinión sino tiene detrás muy claro el conocimiento absoluto de los expedientes. No se puede opinar sin más.

-O sea que en esto no opinan.

-Cualquier opinión se hace colegiada en las mesas de la Academia. Puedo tener mis opiniones personales, pero soy la voz de una institución, entonces tendría que pasar por la Academia esa consulta, si fuera necesario.

-La Academia también se ocupa de las letras. ¿Cómo se escribe en Extremadura?

-En general todos somos conscientes de que estamos cambiando y es otra Academia, la de la Lengua, la que está admitiendo nuevas palabras. Me da pena cuando el lenguaje es maltratado o no se cuidan más los textos. Eso no quiere decir que no entienda que deba evolucionar el lenguaje. Por ejemplo, en nuestro caso estamos revalorizando los pueblos de colonización con la catalogación que ha hecho la Junta y comprendemos que tienen un valor significativo y que hay que protegerlos.

-¿Y qué le parece que los términos finde, gastrobar y fascistoide estén incluidos en la RAE?

-A mí me parece bien. Para eso está la RAE, si la academia los admite, perfecto. Para eso estamos, para entender la evolución.