TNto es fácil responder con tranquilidad a preguntas complejas. Siempre te queda la sensación de haber dejado algo importante sin decir. Es un signo de los tiempos.

Mi respuesta a esta cuestión de tanta actualidad local, que ya ha tenido el apoyo formal de muchas instituciones de variado signo y que ha logrado ponerse en marcha con oficinas, presupuesto y personal adecuado, se orquesta también en forma de pregunta: ¿Se tratará de un montaje turístico que incremente infraestructuras, puestos de trabajo e ingresos en una sociedad con escasas salidas para sus numerosos licenciados?

¿Esta capitalidad cultural significa que nos van a proponer como escenario modelo donde desarrollar ad hoc , es decir, para la ocasión, actos culturales bien gestionados y con difusión allende nuestras fronteras para que vuelvan los turistas que ya conocen la ciudad antigua?

Pues de acuerdo. Ahora bien, si se dan los dos supuestos anteriores puede ocurrir que de la capitalidad sólo se beneficien las empresas, quizás las instituciones y los gestores y operarios que hagan posible el evento quedando la población prácticamente al margen. Pero no creo que pretendamos organizar un minicasino o un minidisney, que ya sería algo.

La única manera que se me ocurre de que este efecto no deseado pueda verse neutralizado sería con un programa de educación social en el que la participación de la ciudadanía asombrase a propios y extraños e hiciera exclamar a los visitantes aquí y en todo el mundo que Cáceres no sólo es interesante por las piedras sino por la gente.

No sólo por el paisaje, por muy renacentista que éste sea, sino por un paisanaje volcado en recrear y en dar vida a una ciudad que tradicionalmente viene siendo conocida no por nada nuevo, me refiero a logros del siglo XVIII en adelante, sino por lo que a lo largo de ese tiempo nuestros antepasados no se plantearon derruir.

¿Estoy pidiendo que montemos permanentemente escenas con el dragón de San Jorge, el Empecinado o la Berrocala como si del alcalde de Zalamea se tratara? No excluyo y respeto estas muestras de teatro y hacer colectivo, pero pienso que más de 20.000 universitarios y sus profesores, aparte de otros centros de conocimiento, universidades populares, universidad de mayores, profesores de todos los niveles, artistas, escritores, periodistas, etcétera, etcétera, podían involucrarse en un proyecto más ambicioso que combatiera la natural pereza y frivolidad que lleva a tanta gente todos los días del trabajo a la televisión o al bar --como mucho a un concierto-- y de aquí a dormitar que es morir de alguna manera.

Creo que no sólo españoles sino muchos europeos están ya realmente hartos de playa y discoteca y buscan otros espacios de forma permanente, no sólo un año o de paso. Unos espacios donde sea fácil andar y donde sólo saliendo a la calle te encuentras con la naturaleza, con los demás o contigo mismo --que es más difícil todavía en los tiempos que corren--.

Con esto no se propugna precisamente un modelo de cultura tradicional o vienés en plan música clásica con smokin y guante blanco. Es más, incluso me preguntaría por qué seguir construyendo bibliotecas y museos propios de otra época cuando con los mismos elementos podemos levantar estructuras nuevas, más dinámicas y que sirvan de contrapunto --no que incrementen-- la medianía y la cutrez que lo audiovisual mediático impone.

Me habían preguntado por la capitalidad cultural y como presidente del Ateneo de Cáceres, contando con el apoyo de otros muchos, ateneístas o no, y entendiendo que esta idea es ahora tan utópica como los ateneos extremeños hace ocho años, creo que merece la pena intentarlo sin restricciones y con algún objetivo explícito más allá de la designación o no en el año 2012, que esté confirmado, iniciado o concluido.

Se me ocurren, por poner algún ejemplo: El aeropuerto, la habitabilidad de la ciudad antigua, premios y publicaciones de calidad internacional, facultad de Bellas Artes y de Filosofía (que no hay a pesar de lo que el público engañosamente cree), Museo de la Ciencia, la Técnica y el Pensamiento y, por supuesto, un centro de cultura viva para toda la ciudadanía que desde el Ateneo pedimos tenga sede en el edificio que hoy es Hospital Provincial y que puede llegar a ser el mejor salón para crear, cuidar y exhibir la cultura extremeña.