La Iglesia es la organización mundial que sostiene el mayor número de obras de asistencia: colegios, hospitales, comedores, misiones, albergues, residencias... Y esto hay pagarlo euro a euro. Sin embargo, no tiene ingresos fijos, solo aportaciones voluntarias que en el caso de España recibe por dos vías: a través de la ‘X’ en la Declaración de la Renta y a través de las colectas periódicas. Y aquí viene el problema. Estas colectas se han reducido drásticamente por el cierre y la posterior reducción del aforo en los templos a consecuencia del covid-19. En Cáceres se calcula que se han perdido cuatro de cada diez euros, justo cuando la Iglesia debe afrontar una oleada de peticiones de ayuda por la crisis social que ha generado la pandemia.

«Las colectas con destino a las necesidades parroquiales se han visto claramente mermadas, estimándose que la disminución de los ingresos en este concepto será de una media del 40%, dato que podremos concretar en los próximos meses, una vez que las parroquias terminen de presentar sus balances a la administración diocesana», indica el ecónomo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Ginés Rubio. Resulta curioso que ese mismo porcentaje, 40%, representa el aumento del número de personas que tuvo que atender Cáritas de Coria-Cáceres el pasado año. Y ojo, porque el 34% de las familias que pidieron ayuda lo hicieron por primera vez.

Templos a medio gas

Dicho descenso en las colectas tiene varios motivos: «El tiempo que han tenido que estar cerrados los templos durante el periodo de confinamiento, más tarde la reducción de aforos, y el hecho de que una numerosa parte de los fieles de nuestras parroquias sean personas consideradas de riesgo en esta situación de pandemia, por lo que han preferido no asistir a las celebraciones litúrgicas de forma presencial, optando por otras vías (radio, televisión, redes sociales, etc...)», explica Ginés Rubio.

Al mismo tiempo, las colectas con destino a la Iglesia Diocesana y al Seminario también se han visto reducidas, a la vez que han aumentado las necesidades urgentes en la sociedad y las situaciones de emergencia, que no se han dejado de atender. «El incremento del gasto en su conjunto ha provocado que miremos con mucho más detenimiento nuestras fuentes de financiación», subraya el ecónomo. Por ello, la Diócesis de Coria-Cáceres ha tenido que poner en marcha una serie de iniciativas para facilitar las aportaciones, en algunos casos con la ayuda inestimable de las nuevas tecnologías, que permiten una colaboración a distancia, sin riesgos.

En primer lugar, con el objetivo de afrontar la pandemia, la diócesis ha creado el Fondo de Emergencia Covid-19 con tres líneas de actuación: Cáritas, residencias de mayores y parroquias. A día de hoy ha logrado duplicar el capital inicial (50.000 euros) con el que se formalizó. En concreto, ha recibido otros 56.000 euros en aportaciones y ya ha distribuido casi 35.000 entre residencias, Cáritas Diocesana y parroquias, para aliviar la grave situación económica que atraviesan muchos hogares. El resto del dinero se mantiene «para ir cubriendo las necesidades de dichas instituciones durante los dos próximos años, pues tiene una vigencia trienal», detalla el ecónomo.

Los damnificados

Este fondo se destina a dar ayudas a los damnificados socialmente a causa de la pandemia, de forma específica a las residencias diocesanas puesto que necesitan material de protección para los trabajadores (EPIs, mascarillas...), a las instituciones diocesanas caritativas que están atendiendo a familias y personas que ha perdido el trabajo, así como a las parroquias que tengan dificultades por la falta de ingresos dada la situación actual. Puede contribuir cualquier persona, colectivo o entidad que lo desee mediante los números de cuentas habilitados en Cajalmendralejo, Liberbank y Banco de Santander, o bien mediante Bizum (38376) o el portal ‘www.donoamiiglesia.es’.

Precisamente, estas dos últimas alternativas también están siendo utilizadas por la diócesis para ampliar los canales de colaboración en tiempos de pandemia. Bizum es una aplicación móvil que permite hacer pagos y cobros entre particulares sin necesidad de usar dinero en efectivo ni de conocer el número de cuenta bancaria del receptor del pago. Además está el portal de donativos ‘donoamiiglesia.es’, una de las iniciativas que mejor acogida ha tenido entre los fieles de la diócesis, ya que las aportaciones que se reciben por este sistema se han multiplicado por cinco, superando los 30.000 euros. «Es importante tener en cuenta que el 80% de los donativos que se reciben son directamente a favor de las parroquias, y por tanto ayudan a paliar en parte la falta de ingresos por las colectas y cepillos», precisa Ginés Rubio.

En el total del país, el uso del portal ‘donoamiiglesia.es’ se ha multiplicado por 400. Al acceder a la página, el donante simplemente elige en un formulario la institución a la que desea hacer el donativo, la cantidad del mismo, o incluso una donación periódica. Después se completan los datos personales y el número de la tarjeta o cuenta corriente desde la que se realizará el donativo, como en cualquier pago por internet. Para donar por teléfono, este portal cuenta también con un servicio en el 91 050 34 06.

Luego están las nuevas tecnologías que han desembarcado en el interior de los templos. Sí, Cáceres ya tiene dos iglesias dotadas con cepillos electrónicos que permiten participar fácilmente en el sostenimiento de la comunidad diocesana. Se trata de San José y San Juan, que facilitan el donativo automático con tarjeta y con dispositivos que tengan el sistema ’contactless’, incluidos los teléfonos móviles.

Pero además, la diócesis ha puesto en marcha la denominada Colecta Penitencial Cuaresmal a favor de las Residencias Diocesanas. Se realizará por segunda vez durante este periodo litúrgico, y el año pasado ya obtuvo «una gran respuesta por parte de la comunidad diocesana», informa el ecónomo. De hecho, permitió atender las necesidades de las residencias de mayores principalmente en los primeros meses de pandemia, cuando era tan necesaria y tan complicada la adquisición de EPIs.

Cinco líneas prioritarias

De hecho, las residencias figuran entre las cinco líneas de acción prioritaria que ha trazado la diócesis para estos tiempos de pandemia. La apuesta por ellas es decidida. «Suponen ahora la mayor de nuestras preocupaciones. Hemos estando destinando muchos recursos económicos para poder acceder al mercado de EPIs y tener a nuestro personal y a los mayores correctamente protegidos», señala Ginés Rubio. Todas las adquisiciones se coordinan desde un centro general de compras.

Otra de las líneas esenciales es el mantenimiento de todos los empleos. La diócesis ha decidido no prescindir del personal en ninguna de sus instituciones. «Puede suponer un esfuerzo económico añadido en estos momentos en los que los ingresos están al mínimo, pero creemos que es la propia Doctrina Social de la Iglesia la que nos marca esta línea», afirma el ecónomo.

Adelanto de pagos

En tercer lugar, la diócesis ha decidido, como medida de ayuda a las empresas con las que trabaja, hacer frente a los pagos que por su vencimiento estaban destinados a abonarse en los próximos meses. «Principalmente son empresas de construcción y se trata de pagos relativos a los aprovisionamientos que han tenido que realizar para las rehabilitaciones en templos parroquiales», precisa.

Otra línea fundamental consiste en la «respuesta inmediata a las parroquias endeudadas. Es el caso de aquéllas que han contraído préstamos de relevancia y, dado que los ingresos por colectas se han reducido, «estamos realizando adelantos económicos para que hagan frente a los pagos de las cuotas. También nos hemos puesto en contacto con las entidades bancarias con el objetivo de negociar carencias en los préstamos».

Finalmente, la diócesis prioriza la «colaboración total con las administraciones públicas y de interés social». De hecho, «se vienen manteniendo frecuentes conversaciones con distintos estamentos públicos (ayuntamiento, Diputación Provincial, Dirección General de Salud...), mostrando siempre la disponibilidad de la diócesis a colaborar con ellos en lo que fuese necesario para paliar la situación de alarma sanitaria», destaca Ginés Rubio.

El objetivo de cara al nuevo año se mantiene: continuar atendiendo «todas» las necesidades urgentes que se puedan plantear, «para lo cual seguiremos potenciando estos medios y las cuotas parroquiales», señala el responsable de economía de la diócesis. «Evidentemente centraremos nuestros esfuerzos en conseguir una máxima contención del gasto y así poder destinar la mayor parte de los recursos a ayudas sociales (a través de las Cáritas Diocesana y las Cáritas Parroquiales), al sostenimiento de nuestros mayores en las residencias y a la atención de las parroquias más necesitadas», concluye.