Tiende a considerarse que la gente joven se ha sentido algo más segura frente a la pandemia, principalmente porque de forma general no pertenecen al grupo de riesgo. Sin embargo, pocos han sido inmunes a los efectos que el coronavirus ha tenido a nivel psicológico en la población.

Para José Luis Sabino, los meses de cuarentena se iniciaron como para la gran mayoría del país. A finales de marzo, mostró síntomas de padecer covid-19, aunque «muy leves. La verdad, no sabía si lo tenía o si me había acatarrado un poco, porque tuve décimas y dolor de cabeza durante un par de días, y poco más». Se aisló de su pareja, como las autoridades sanitarias pertinentes le indicaron cuando llamó al teléfono correspondiente, y durante quince días vivió entre las cuatro paredes de una habitación.

Sin embargo, la situación se complicó poco antes de que terminara su propia cuarentena. Su novia se puso enferma, con síntomas que poco tenían que ver con el covid. «Empezó a vomitar todo lo que comía», explica José Luis, «y el primer día, pasé. A partir de ahí te asustas, porque además en casa teníamos solo lo de la última compra que habíamos hecho. Ni suero, ni Aquarius...»

Fue entonces cuando se plantearon la posibilidad de ir a Urgencias. Sin embargo, la descartaron rápidamente. «Podíamos haber ido, o haber llamado, pero decidimos que mejor no». Cuando se le pregunta por qué tomaron la decisión, no duda en responder: «Porque por un lado, yo ya estaba de cuarentena, y no nos parecía bien que ella saliera de casa, por si lo tenía también. Pero es que si no se lo había cogido, pensamos que podría hacerlo allí, en la sala de espera». Sonríe mientras lo narra, y le quita hierro al asunto «Dijo: ‘Sí, hombre, a que me echen miasmas voy a ir’.Anda que no es ella dura. Morirse no se iba a morir».

Con ese mantra aguantaron los días siguientes, incluso cuando él salió de su confinamiento particular dentro de casa. «Pensamos que se iba a deshidratar, y al final le dolía la cabeza, se mareaba... De normal, hubiéramos ido seguro», confiesa. «Pero claro, entre que ella tiene un poco de asma y seguramente lo pasara mal, y que nunca sabes a quién se lo puedes pegar... Es un poco por ti y un poco por el resto». Y concluye: «Todos decían que lo íbamos a parar unidos, así que nos quedamos en casa».