La incineradora de Almaraz, inaugurada hace apenas un año con el fin de recepcionar y tratar los residuos orgánicos de ganado ovino y bovino muerto fuera de las localidades, comienza a ser un tema de debate persistente y polémico entre residentes y empresarios de los pueblos de la comarca a causa del fuerte olor putrefacto que desprende.Vecinos de Belvís de Monroy, Almaraz, Navalmoral, Millanes y Casatejada se quejan desde hace un mes de sufrir periódicamente, durante dos días, entre las 8 de la tarde y las 2 de la mañana, náuseas, mareos y vómitos por culpa del hedor y de verse obligados a permanecer dentro de sus casas con puertas y ventanas cerradas.El pasado mes de julio, este colectivo inició un movimiento de recogida de firmas, exponiendo que "tanto los gases residuales de la incineración, como los emanados de los animales en putrefacción, producen una contaminación atmosférica que vulnera la legislación sanitaria". La denuncia ha sido entregada hace apenas una semana ante la Consejería de Sanidad y Consumo de la Junta de Extremadura, con un total de 870 firmas, solicitando la inmediata erradicación del conflicto, puesto que, según explicaron a este periódico representantes de la asociación, "entendemos que se trata de un delito sanitario continuado que corresponde a las autoridades sanitarias y judiciales sancionar".Por otro lado, uno de los empresarios afectados por este problema, que regenta un área de servicio ubicada a 1 km de la incineradora, comentó a LA CRóNICA que había presentado ya varias denuncias ante el Servicio para la Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, SEPRONA, tras observar en diversas ocasiones "cómo los clientes de su restaurante y de su hotel, al percibir los olores, piden la cuenta y se marchan. Incluso el parque de camiones que solía parar, ya no lo hace debido a estos incovenientes|", lamentaba. Este propietario estima que sus pérdidas desde el mes de junio ascienden a 6.000 euros y considera tener dos opciones: "Observar impasible la quiebra de su negocio o tomar medidas al respecto".Empresarios y vecinos insisten en aclarar que "no piden el cierre de la incineradora, sino simplemente que cumpla la normativa vigente en la licencia de apertura sin causar molestias en la zona".Por su parte, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente asegura que "realiza inspecciones sistemáticas en la incineradora y que cumple todos los requisitos para que la autorización ambiental integrada sea favorable", argumentos que en su día afianzó la incineradora al ser consultada por este periódico.