“Moralo, nacido y criado en Navalmoral". Así se define Eugenio Nuevo Marcos, que pronto cumplirá los 79 años, y que diariamente atiende uno de los huertos ubicados a la entrada del municipio (entre el inicio de la calle Antonio Concha y Tamarindo) en pleno casco urbano. Dependiente durante más de medio siglo del establecimiento Calzados Muñoz, Nuevo afirmaba no haber conocido otro trabajo "nada más que la tienda y la tierra, ya que mi padre era labrador y me tocó hacer de todo para ayudarle". Ahora, ya jubilado, reconoce que el huerto es una ayuda económica más para pasar el mes "ya que tenemos patatas para medio año y lechugas, acelgas, habas, cebollas, fresas, garbanzos, judías verdes, sandías y melones, para mí y para mis hijos".Dedicado a sus labores campestres, los numerosos paseantes que circulan por la calle Tamarindo le saludan y comentan sobre el huerto y su trabajo, que se contempla desde la vía pública: "Unos me dicen que lo tengo bien preparado y otros incluso critican, pero me parece bien. La crítica es necesaria y... luego hago caso a quién me parece". ERA DE TRILLAR El crecimiento experimentado por la población en los últimos años unido a la tardanza del nuevo Plan de General de Ordenación Urbana ha provocado que estos 730 metros cuadrados de tierra fértil sobrevivan entre las edificaciones lindantes. "Aquí había antes una era de trillar, que era usada por mi suegro", recordaba el afable Eugenio mientras recolectaba unas lustrosas acelgas. Afirmaba que el huerto data de principios de siglo. No obstante admitió que posiblemente el próximo año deje de plantar estos cultivos: "Cuando el ayuntamiento apruebe el plan de urbanismo dejaré el huerto para edificar. Ya me han avisado varias constructoras para que les deje hacer pisos aquí, así que en cuanto pueda lo haré".Para concluir Eugenio lamentaba que labores como éstas estén destinadas a desaparecer ya que "la gente joven no quiere estas cosas. Cuando lo dejemos nosotros no habrá más".