Taracea es un vocablo de origen árabe que, según el diccionario de la Real Academia Española significa "embutido hecho con pedazo de madera en sus colores naturales, o de madera teñida, concha nácar y otras materias". Sin embargo, la palabra más conocida para esta técnica es una de origen francés, "marquetería". El arte de la taracea llegó a la Nueva España con los artesanos andaluces y poco a poco se fue extendiendo a diversas regiones del país, marcando los estilos propios de cada época: mudéjar, renacentista, rococó y neoclásico, en los cuales se manifestaba invariablemente la influencia del arte indígena.

La taracea artística, se puede definir como una labor artesanal consistente en combinar y ensamblar una figura, como las piezas de una superficie base, generalmente madera, en pequeñas piezas o láminas finas de distintos materiales de tal manera que se consigue un mosaico estético y decorativo más o menos complejo, en el que la calidad depende de las piezas y del gusto del autor.

La taracea que se viene realizando desde hace más de mil años -ya lo utilizaban los egipcios en el 3.500 a.C-, estuvo a punto de desaparecer durante los oscuros siglos de la edad media, renaciendo en el siglo XIV con los paneles de las catedrales en el norte de Italia, que representaban episodios bíblicos, imágenes de santos y escenas cortesanas.

DESCONOCIMIENTO

Sin embargo a pesar de que esta técnica se lleva utilizando desde tiempos inmemoriales Santiago Sánchez González que ha impartido un curso de taracea en la Universidad Popular de Navalmoral afirma que "es una técnica que se desconoce ", tanto es así que tuvo que llevar uno de sus trabajos a la casa de cultura para que la gente supiera de que se trataba.

Hace aproximadamente una década Santiago aprendió este arte en un curso que se realizó en la escuela de adultos explica "tenia tiempo libre y me llamó la atención porque eran trabajos de carpintería que yo podía hacer en casa y sin necesidad de tener muchas herramientas". Ahora acaba de impartir su primer curso donde ha enseñado esta disciplina a 15 alumnos.

Se muestra satisfecho con esta experiencia y principalmente porque estos aprendices desean que el curso vuelva a convocarse para seguir ampliando conocimientos dentro de esta técnica.

El primer trabajo que Santiago realizó fue nada más y nada menos que la obra de Picasso que el gobierno de la republica encargo al artista en 1937, el Guernica. Confiesa que siente predilección por esta compleja obra, que ha vuelto a realizar en tres ocasiones más.

El primero se encuentra en el centro de adultos de Navalmoral y el segundo acaba de cederlo al ayuntamiento moralo. En esta obra Santiago utilizó 90 folios para copiar cada detalle de la obra del pintor malagueño. Confiesa abiertamente "yo no sé pintar " y para el trabajo invirtió 972 horas.

EXPOSICIÓN DE TRABAJOS

El pasado fin de semana el aula de cultura de Navalmoral acogió la exposición donde se mostraron los trabajos realizados durante el curso y a pesar de que el tiempo no acompañó Santiago afirma que fueron muchas las personas que se acercaron a ver la muestra y disfrutaron con sus contenidos.

Una treintena de trabajos se expusieron entre los que se encontraba un tablero de ajedrez, el busto de un caballo con montura, un reloj, temas florales, trabajos abstractos, reproducciones de obras famosas, cajas así como heráldicas y escudos de ayuntamientos.

UN NUEVO CURSO

Santiago espera que la universidad popular vuelva a programar un nuevo curso de taracea. Desea enseñar a sus alumnos nuevas técnicas y seguir trabajando con la madera, la materia prima de esta técnica artesanal.

En cuanto a la variedad de la madera explica que depende del presupuesto que tengamos y del acabado final que se quiera conseguir, así se puede utilizar desde el roble, haya o pino hasta las maderas nobles como son el nogal, la raíz de olivo y las maderas de árboles frutales.