Cuarto triunfo consecutivo para prolongar el alivio. El conjunto de Navalmoral, en el mes de febrero, parece haberse quitado de en medio el mal que le envolvía hasta ese momento. Ha ganado a los cuatro últimos clasificados y la recompensa de 12 puntos es un botín muy preciado de cara al futuro. El Moralo había comenzado la segunda vuelta de Liga cubierto de incertidumbre con tres derrotas consecutivas, pero los cuatro triunfos que le han llegado después le ha dado vida.

El choque en Alburquerque fue planteado por Rafa Rincón Rus como los anteriores que les había enfrentado a directos rivales. El equipo de Navalmoral pronto se hizo dueño del balón y del rectángulo de juego, por lo que gozó de más y mejores ocasiones para marcar que el adversario, pero, al contrario de lo que había ocurrido en pasadas citas, en la segunda mitad fue el claro dominador de la situación gracias a su condición física. El bajón que habían sufrido los jugadores en anteriores encuentros esta vez no ocurrió. Y eso que antes de llegar al descanso sufrieron el mazazo de un penalti malogrado por Tito. El propio capitán, ya en la reanudación, disparó al larguero, amén de los balones que puso en el área local, justo antes de que un alburquerqueño marcase en propia meta al saque de un córner botado por Dani Pérez. Al rato, Tito dio un pase en profundidad a Crece que no desaprovechó delante de Rodrigo. En la recta final, en una acción aislada, Parri cometió un penalti que transformó en gol el Alburquerque para poner una insignificante emoción que el Moralo ni notó.