«El año que le espera al club es, como otros, el de un trabajo intenso con la cantera. Queremos que llegue el máximo número de niños posible a nuestros equipos de arriba de los que se hayan formado con nosotros. Los técnicos igual. Al final no dejamos de ser una escuela de entrenadores. Que den un paso adelante». Así se presenta el nuevo año deportivo para el Diocesano. O al menos ese es juicio a priori de su máximo dirigente, el empresario Alfonso Abreu, justo cuando se cumple un año al frente de la entidad sucediendo a una leyenda viva de la entidad, Gerardo Hierro

Abreu tiene un deseo por encima de todos. «Que la nueva estructura se vaya consolidando en el club en cada uno de sus niveles. Que todo el trabajo que se esté haciendo dé resultados», analiza el dirigente colegial.

Sobre los resultados en sí, también es nítido en su deseo. «Lo que esperamos sobre nuestros dos equipos de referencia es que se mantengan. El de Tercera pretendemos que se consolide. El equipo es el mismo. Los entrenadores han entrado con ganas y los futbolistas se han acoplado mucho a ellos. Como mínimo esperemos mantenernos. Es un bien para nuestro club y un bien para el fútbol en Cáceres y debemos hacer todo el esfuerzo para que el equipo se mantenga.

Mientras tanto, para el juvenil de División de Honor hay un sentimiento similar. «El juvenil es el equipo puntero del club. Es el octavo año arriba y el mantenerse es lo primordial. Este año intentaremos luchar y quedar lo mejor posible de la mano de Adolfo Senso, nuestro entrenador y director técnico. A ver qué tal se dan los resultados. Vamos a ver si damos oportunidad a todos los chavales. Es un bien para la región», apunta.

Cuestionado sobre su año de mandato, apunta: «no ha sido nada distinto a lo que antes hacía. Sí he notado que hay más gente que viene directamente a mí para cosas que antes le llegaban directamente a Gerardo, pero el trabajo es el mismo de los últimos 14 años como vicepresidente. Tengo un equipo muy bueno, responsable, y que altruistamente está haciendo un montón de cosas en su tiempo libre, al igual que yo. Estoy muy feliz y contento y satisfecho por todo: por los resultados y porque la gente está feliz. Hay que seguir pensando en el club y no hay otra».

¿Arrepentido? Es evidente que no. «No me puedo arrepentir nunca de intentar ayudar a mi familia, y el Dioce es mi familia. Estaré los años que tenga que estar, hasta que la gente quiera», sugiere el empresario.

En torno al Cacereño su explicación no es menos llamativa y conciliadora. «Las relaciones son excelentes. Con la nueva gente que ha llegado hay un respeto mutuo y cuando hay eso todo marcha bien. Luis Puebla está haciendo una gran labor, por lo menos desde fuera. Espero que le vaya bastante bien. Nos respetamos. Como mínimo para el Cacereño es una alegría que haya una persona como él, que esté echando el resto. Otra cosa es que te salgan las cosas mejor o peor. Una persona que nos respeta es respetada por nosotros. Hacía muchos años que nadie nos tenía en cuenta en el Cacereño como ahora Luis Puebla. Todo nuestro apoyo para él y para nuestra ciudad. El hecho de que venga a ver a nuestro equipo y a nuestro club es de agradecer. Nosotros apoyaremos también. Desearle la mayor de las suertes».