El Plasencia Galco ha vivido muchos viajes felices esta temporada, pero el de la noche del domingo se lleva la palma. Forzar el quinto partido del play-off de cuartos de final de la Liga LEB frente al CAI Zaragoza alegró enormemente al equipo y a la afición en la distancia. La Pilarica tendrá que volver a visitar a La Canchalera , la Virgen del Puerto. El todopoderoso club maño ya ha pedido un total de 120 entradas para el decisivo encuentro del próximo viernes (21.00 horas). La venta de localidades se ha disparado en las últimas horas.

Con todos los ingredientes adversos para los placentinos, ahora hay una excelente oportunidad para pasar a la ronda decisiva del ascenso. Espera el Granada. Todo parecía cocinado para que la serie no regresase a Plasencia. De hecho, el viernes está programada también la gala del deporte aragonés.

Anecdotario

También ha sido muy comentado el cambio en la ubicación de los banquillos. Normalmente, el visitante tenía detrás la zona prensa y durante este fin de semana ha tenido al enfervorizado público zaragozano debido a la variación ordenada por el entrenador local, Alfred Julbe. Sin embargo, el juego de las presiones le está saliendo mal al CAI, que anteriormente se quejó con exageración del ambiente que se crea en Plasencia.

"En Zaragoza hemos recibido un trato excelente por parte del CAI, dejando aparte las triquiñuelas de su cuerpo técnico y la actitud de algún que otro aficionado", manifiesta el presidente placentino, Antonio Martín Oncina. "Estamos muy contentos por poder jugarnos ante un gran equipo la posibilidad de obtener un triunfo histórico. Nuestro equipo se ha convertido en un fenómeno sociológico. Para conseguirlo tenemos que estar todos unidos", añade.

El desplazamiento de regreso desde Zaragoza tuvo de todo: satisfacción y momentos curiosos. El primero de ellos fue cuando se descubrió que los bocadillos que estaban guardados para el equipo en el hotel Zaragoza Royal se los había llevado el Compostela de fútbol, que jugaba ante el Zaragoza B. Al final, el problema se solucionó y los jugadores no se quedaron sin su merecida cena.

Llegando a Navalmoral, a las 5 de la mañana, se produjo otro instante para el recuerdo. Gran parte de los expedicionarios vio sobresaltado su sueño cuando una enorme lechuza impactaba en uno de los laterales del autobús, quedándose enganchada en uno de los retrovisores hasta el final del viaje. El susto fue tremendo.

Medio equipo se había bajado antes en Madrid: Fran Robles, Jorge Lledó, Pedro Sala, Alvaro Palacios y los argentinos, Nicolás Gianella y Diego Ferrero, que aprovechan el día de descanso y hoy volverán a los entrenamientos para preparar el decisivo choque.

Para la historia queda un dato: los mismos 74 puntos que anotó el equipo el viernes --clara derrota-- sirvieron para ganar el domingo.