Chema Olazábal se está acostumbrando a capitanear milagros en las pruebas en las que es designado responsable de llevar a un equipo. Sucedió en octubre del 2012 en la Copa Ryder de Medinah (Chicago), y volvió a suceder ayer en la última jornada del Royal Trophy, una competición similar a la Ryder pero en la que el rival del combinado europeo no es el de Estados Unidos, sino una selección de los mejores golfistas de Asia.

El ya bautizado como Milagro de Medinah fue la consagración del veterano golfista vasco como conductor de jugadores. EEUU se las prometía muy felices cuando inició la última jornada con cuatro puntos de ventaja (10-6). Solo tenía que ganar 4,5 puntos de los 12 en disputa en los individuales del último día para arrebatarle el preciado trofeo a Europa, campeona dos años antes en el Viejo Continente. Pero los chicos de Olazábal arrasaron en campo ajeno y, con un 8,5 a 3,5 en la última jornada, se llevaron el título sobrándoles aún medio punto (14,5 a 13,5).

Seve Ballesteros fue uno de los impulsores del Royal Trophy, que se celebra desde el 2006 y que Asia ha ganado en dos ocasiones (2009 y 2012). Pero ayer Europa recuperó la hegemonía al lograr su quinto título tras otra milagrosa jornada en la que remontó un 7-3 en los últimos seis partidos en Dragon Lake (Guangzhou, China).

Europa arrancó la primera jornada perdiendo (3-1 tras los foursomes) y no pudo enderezar las cosas en los fourballs del sábado: 5-3. Además, los dos primeros individuales de ayer fueron victorias para los tailandeses Kiradech Aphibarnrat y Thongchai Jaidee. El panorama era sombrío. Pero, con Olazábal en la banda, nada es imposible. Los seis partidos que quedaban en juego tuvieron un desenlace inesperado que dejaron helados al público y a los jugadores locales. El bando europeo ganó cinco de esos seis partidos y empató el otro, precisamente de la mano del único jugador español presente, Alvaro Quirós. El 7-3 se convirtió, como por arte de magia, en el 8,5-7,5 que dio el trofeo al conjunto europeo y más prestigio a Chema Olazábal.