Espontáneo, divertido, analítico, temperamental, nervioso, cercano, emotivo. Los adjetivos relacionados con una personalidad tan genuina y con sello tan inconfundible se agolpan en Martín Fariñas Romero, un alcantarino que, hace hoy 20 años, lideró desde el banquillo al Cáceres al ascenso a la ACB. Pasado el tiempo, rasgos físicos aparte, como es lógico, parece el mismo. En esta entrevista, Fariñas vuelve a ser Fariñas, Martín vuelve a ser Martín, manifestando sus sentimientos con libertad y casi a jirones. Es él, el héroe del 10 de mayo del 92, pero también la persona que ahora vive feliz en Badajoz con su familia y que cada día desempeña con solvencia un cargo de responsabilidad en Caja Rural de Extremadura.

--20 años ya de aquello. ¿Con qué se queda?

--Con todo. Sin duda, por el calendario han pasado 20 años, pero en mi caso y no creo ser el único, todo me parece reciente. Tanto que podría contarlo en tiempo real. Como cantaba Carlos Gardel en su tango 'Volver', 20 años no es nada. Cuando algo te ha producido una emoción tan intensa, es prácticamente imposible poder olvidarlo. Sin esfuerzo, si me lo propongo puedo escuchar a los aficionados redoblando en el pabellón.

--Esa canasta de Jordi Freixanet cambió la historia del deporte extremeño. Y en la suya, ¿cómo cambió?

--En lo personal poco o casi nada. En cuanto a lo profesional se refiere, ya había tomado tiempo atrás la decisión de dedicarme a entrenar profesionalmente. Lo de menos era la categoría donde hacerlo, pero desde luego que se cumplió uno de los retos y metas de cualquier profesional: llegar a la élite y hacerlo desde Extremadura, donde en este campo hay menos oportunidades por la ausencia de equipos en máxima categoría, me llenó de satisfacción. El trabajo de tantos años de batallar alcanzaba su más alta cota. En cuanto a la importancia de la canasta de Jordi para el deporte extremeño, creo que fue un impulso decisivo. Se podía lograr, era posible en el deporte conseguir los máximos objetivos. El ascenso del Cáceres se vivió en toda Extremadura como algo de todos, sin localismos y de corazón. La batalla del pequeño David contra los Goliat, transmitía grandes dosis de empatía, de eso estoy seguro.

--Dígame algo malo que generó aquella histeria colectiva

--Yo no lo llamaría histeria y por supuesto no encuentro nada malo. Tal vez, en vez de histeria, que suena muy alocado, le encajara mejor con una cierta altanería, orgullo, valentía y cooperación. Por buscar algo menos bueno. Déjame que piense- No encuentro nada que no se pudiera perdonar en esos momentos ni en estos. Sí quizás a alguien se le dejara de agradecer su esfuerzo a favor del equipo en aquellos momentos. Si es así, desde aquí pido disculpas.

--Cuente qué no se ha contado de aquel mágico 1992

--Sin lugar a dudas la impronta de Alberto Frías, que después no llegó a jugar. En las sesiones que pudo entrenar con nosotros, nos mostró el camino que habríamos de seguir: esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo. Su manera de trabajar fue entendida y seguida por el grupo a lo largo toda la temporada. Su sustituto, Jordi Freixanet, tendría el honor de pasar a la historia de la ciudad. Por contar algo que no sé si habré contado alguna vez, te diré que unos días antes de comenzar el play-off contra Andorra (donde debimos ascender) reuní a los jugadores recordando a un vecino mío de Badajoz que cuando me contaba historias del CD Badajoz de los años 60 y anteriores se emocionaba hablando de esos jugadores y los mitificaba como si de Messi se tratara. Pues bien, recordando esas emociones les dije que quizás poca gente tiene la oportunidad de pasar a la historia de una ciudad, a los recuerdos y emociones de los aficionados como nosotros íbamos a tener. Era nuestro momento de gloria-magia. Está claro que no me equivoqué en absoluto.

--¿Cuál fue la persona más decisiva del ascenso? Razone

--El ascenso fue de todos. La unión de voluntades: directivos, políticos en todas las escalas, la pasión de la afición y el acierto de los jugadores nos llevaron al lugar al que en principio no teníamos pensado ir.

Pero si consideramos el 'balón' con categoría de personas tal vez te diré que el balón. Fue muy importante. Por cierto, también tiene su historia. Lo cuento. Desde el inicio de temporada elegimos un balón de juego. Los balones ese año tendían a resbalar. El nuestro lo sometimos a un duro trabajo hasta encontrar su punto mejor para después mimarlo. Lo reservábamos para entrenar los jueves y los partidos. Pasada media temporada, se le iban notando bastante los minutos. Recuerdo llevármelo a casa para hidratarlo con una pócima a base de tomates que alguien me comentó. Y aquí lo tengo todavía con una piel de jovencito. Deben ser los oligopenos.

--Pasado el tiempo, ¿considera injusta su destitución con un balance de 3 victorias y 10 derrotas en la novena jornada del primer año en la ACB?

--Fue lo que fue, ni justa, ni injusta. Sencillamente fue parte del espectáculo. Creo que di pruebas de madurez en mi reacción post mortem. Lo que no me pudieron arrebatar fue el cariño y el respeto de la gente.

--Muy personal ¿Se vio como un entrenador importante de la ACB en su día?

--No me preocupaba. He sido siempre ambicioso, serio, honrado en el día a día y sobre todo me gusta trabajar, por lo que no era ni es esencial para mi ser o no importante en la ACB ni en ningún sitio. Sin duda prefiero ser querido por donde pasé. Eres entrenador independientemente de la categoría donde entrenes. Ser profesional es producir el máximo, donde quiera que lo tengas que hacer. Hay entrenadores importantes en ACB- por supuesto también en junior, y en las escuelas como mi amigo Jorge Fragoso.

--Después volvió como director técnico, reclamado por José María Bermejo, el presidente. ¿Cómo fue ese año?

--Difícil, horrible, muy duro. Fui a echar una mano y hacían falta muchas más cosas que mis manos. Los problemas empezaron en pretemporada y acabaron cuando finalizó la temporada. Noté la falta de mucha gente que en los momentos difíciles no dio el paso adelante.

--¿Cómo ve la evolución del baloncesto en Cáceres?

--Hay que agradecer a los directivos que tiran del carro, sé que tiran y bien. Pero solos no pueden. Hay demasiado plástico sin cubrir en los partidos. En lo deportivo tampoco emocionamos.

--Ahora se vuelve a estar en unos playoffs. Muchos dicen que entonces era más complicado subir. ¿Cómo lo ve?

--Cada momento tiene su dificultad. Nunca me gustaron los play-off de ascenso, esencialmente porque no premian el trabajo de todo el año. Sin embargo en la ACB que se pelea por el titulo me parecen divertidos, pero son menos trascendentes. Las ligas menores que juegan por el ascenso deberían premiar el trabajo de todo el año. Es la manera de hacer proyectos buscando objetivos. La suerte o la mala suerte no debería tener tanta trascendencia.

--Aquel año marcó un antes y un después, con logros impensables en el deporte extremeño. Llegó después el Mérida y el Extremadura en Primera División. Hay quien ve aquello, en lo que se incluye al Cáceres en la ACB, como un boom poco realista, muy inflado

--Fue la dinámica de los tiempos. Nuestro presupuesto era pequeño, si lo comparábamos con los demás. Simplemente se hicieron las cosas bien y punto. Lo inflado llego después.

--Ahora hay penurias en los clubs, peligro de desapariciones, rebajas de subvenciones a federaciones... como observador, ¿cómo explica lo que está ocurriendo? ¿Hay soluciones?

--En cualquier situación es aconsejable tener las cosas claras. En momentos de dificultades como éste, aún más. Hablar claro, con determinación y con reglas desde el principio. Con estas variables cada uno sabe donde se encuentra, y nada nos debería sorprender a mitad de camino. Nuestra estructura deportiva, lo he dicho muchas veces, no puede sustentarse en personas a título individual, necesarias siempre pero peligrosas, por su agotamiento. Debemos crear microclubs si es necesario, pero con estructuras y seguidores (masa social) capaces de transmitir la esencia de año en año. Creo en las ayudas oficiales como apoyo, pero no como único sustento. Creo en los políticos que ayudan al deporte sin detraer del presupuesto más de lo necesario, pero que con su apoyo y aliento multiplican el esfuerzo de los directivos. Y creo en el corazón y la pasión de los aficionados capaces de hacer que todo siga adelante. Si quieres ayuda, en primer lugar ayúdate a ti mismo. Esta sería mi solución.

--Volvamos al año mágico. ¿Cambiaría algo de aquello?

--Nada, todo fue perfecto. Y doy gracias por haberlo vivido.

--¿Qué hizo aquella noche?

--Tras el partido me fui a casa cambiarme. Estaba empapado de agua tras la ducha en los vestuarios. Tras pasar por el ayuntamiento y la cena, me marché a Badajoz a llevar a mi mujer, que trabajaba por la mañana. Poca juerga, sin duda.

--Personalmente, ¿cómo es su vida ahora?

--Bastante tranquila. Disfruto con mi familia y trabajo. He descubierto el placer de dedicarme a las macetas, chapuzas y los paseos de fines de semana. Creo que hay que ponérselo fácil a la felicidad.

Hasta dentro de 20 años...