Los minutos previos a la última reunión de trabajo de los líderes en el G20, en la mañana del viernes, se han convertido en el penúltimo intento del presidente de Estados Unidos, Barak Obama, para captar el apoyo de los mandatarios europeos al ataque militar "limitado" con el el EEUU pretende castigar el uso de armas químicas contra la población siria.

La señal televisiva institucional del G20, sin sonido, mostraba como iban llegando los líderes al salon del Palacio Constantino, en San Petersburgo, donde el anfitrion, Vladimir Putin, estaba a punto de leer el discurso de clausura de la cumbre económica. En primer plano se podía ver a Obama que, con gesto muy serio, conversaba con la cancillera Angela Merkel, en presencia del presidente francés, François Hollande, y del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Mientras con una mano sujetaba un vaso de plástico con el logo de Starbucks, uno de los símbolos indiscutibles de EEUU en el mundo, con la otra Obama gesticulaba sin perder el gesto de seriedad. El primer ministro italiano, Enrico Letta, llegó y se incorporó al corrillo. Enseguida llegó el presidente español, Mariano Rajoy, quien pasó de perfil por el estrecho espacio que quedaba libre entre el corrillo de Obama y los europeos y las doradas sillas del salón.

Un hervidero de contactos diplomáticos

La señal institucional daba cuenta de cómo el salón había quedado convertido, de pronto, en un hervidero de contactos diplomáticos. En una esquina, el primer ministro británico, David Cameron, departía con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper.

Pronto, el corrillo inicial de Obama con Merkel, se transformó en otro en el que el líder norteamericano empleaba su lenguaje corporal convincente, frente a Letta, Cameron y el minsitro austrialiano de Asuntos Exteriores, Bob Carr. Unos minutos depués se quedaron solos Obama y Letta.

Mientras tanto, llegó Putin, con gesto muy serio, pasó junto al corrillo de Obama y, sin mediar palabra con ellos, se dirigió a su sillón de presidencia para pronunciar su discurso final antes de que desapareciera de las pantallas de televisión la señal institucional.

Mientras, en la sala de prensa, un portavoz del Gobierno francés reconocía ante un grupo de periodistas que Hollande no había logrado atraer a ninguno de sus cuatro líderes europeos presentes en la cumbre a favor la intervención militar que Francia apoya.

División a partes iguales

En la cena de anoche, se trató la crisis de Siria como tema monográfico. "Termina la sesión de la tarde y se confirma la división sobre Siria", escribió en un twitter el jefe del gobierno italiano Enrico Letta al término de la cena. "Las fuerzas (en la cena de anoche) estuvieron dividas casi a partes iguales", resumió el portavoz el Kremlin, Dmitri Peskov.