La cosecha de cereales de invierno disminuirá este año en la región un 44%, de acuerdo a las previsiones de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, que sitúa la producción conjunta de trigo, avena, cebada, triticale y centeno en 453.236 toneladas (en el 2018 fueron 808.866). El descenso, motivado por la falta de precipitaciones de los últimos meses, será mayor que en el conjunto del país, donde se prevé un 29,8% de caída, hasta los 14, 3 millones de toneladas. De hecho es la disminución más acusada entre todas las comunidades autónomas españolas con una producción cerealista significativa. Le sigue Castilla y León, la región española donde este cultivo tiene más peso, para la que se vaticina un decremento del 42,8%.

Es cierto que la del año pasado fue una cosecha de cereal especialmente buena, lo que condiciona a la hora de valorar la de este ejercicio, pero también que el descenso es igualmente significativo si los datos de esta campaña se equiparan respecto a la media de las últimas tres. La bajada en la comunidad autónoma es, entonces, del 38,2%, diez puntos por encima de la que se contabiliza en el conjunto del país.

Por tipo de cereal, la estimación para trigo blando es que se produzca una merma en la comunidad autónoma del 38,7%, de 265.475 a 162.838 toneladas, mientras que en cebada se pasará de 234.870 a 132.914 toneladas (-43,4%). Más pronunciada aun es la disminución que se pronostica para la avena, donde la cosecha se desplomará un 49,5%, de 205.468 a 103.759 toneladas. En trigo duro y triticale, ya con producciones mucho menos importantes, las bajadas también son notables: de 33.491 a 12.370 toneladas; y de 68.854 a 40.646, respectivamente. Por último, en el del centeno, se espera un balance muy similar al del año anterior, con alrededor de setecientas toneladas recogidas.

La menor producción de cereales de este año vendrá motivada fundamentalmente por un desplome de los rendimientos por hectárea. En trigo blando, por ejemplo, se pasa de 4,3 toneladas a 2,6, mientras que en avena disminuye de 2,2 a 1,4 y en cebada de casi 4,1 a 2,4.

Las previsiones de Cooperativas Agro-alimentarias, que revisará de nuevo en julio, también incluyen cifras para el maíz. En este caso, se vaticina igualmente un descenso en Extremadura que, siendo importante, será de menor entidad que el de los cereales de invierno, del 19,6%: de 585.845 toneladas a 470.748. Durante esta campaña se han cultivado con maíz 41.844 hectáreas en la región, con un rendimiento estimado de 11,25 toneladas por hectárea. A pesar del descenso, Extremadura continúa siendo la tercera región productora de esta planta en España. En el conjunto del país, la tendencia es mucho menos negativa, con un -1,97%, con una estimación de pasar de 3,69 millones de toneladas a 3,62.

Conforme a los datos que maneja Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, en la región se ha cultivado esta campaña —incluyendo el maíz— una superficie de 258.195 hectáreas dedicadas a cereales. Con 923.981 toneladas en total y un rendimiento previsto de 3,58 toneladas por hectárea, Extremadura será la sexta región productora de cereales, aglutinando el 5,1% de la cosecha nacional.

«MÚLTIPLES FACTORES» / Para explicar los motivos del descenso generalizado que experimentará la producción de cereales en relación a la pasada campaña, Fermín Suárez, presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, sostiene que «hay que buscar las causas de este descenso en múltiples factores». Uno de ellos es que la campaña pasada fue excepcional, por encima de la media que registra normalmente la región. «Si comparamos esta previsión inicial de producción para este año con la producción media de una campaña normal, el descenso sería de entre un 20% y un 25%», matiza.

A este factor se suma la climatología atípica que se viene registrando, siendo determinante la escasa pluviometría del mes de mayo para que esta próxima cosecha esté por debajo de la media. Además, agrega, el cereal sufrió un otoño y un invierno excesivamente secos y cálidos, condiciones que iniciaron las causas de este descenso.

«Estas malas perspectivas que tenemos de campaña se acrecientan por los bajos precios que percibimos los agricultores por nuestra producción, ya que son los mismos precios que teníamos en 1990 mientras que los costes de producción que tenemos son de 2019», valora el presidente de la Sectorial de Cultivos Herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura, quien señala que «si seguimos así muchas de nuestras zonas cerealistas se quedarán desérticas y nuestros pueblos desaparecerán».