María Luisa González Sarrat tiene 61 años y hace 38 años que vive en la zona productora de tabaco por excelencia en Extremadura. Al contrario que la mayoría, vino de Cataluña a Cáceres, donde formó su familia, se casó y tuvo dos hijos. El cultivo industrial de tabaco ha sido el que le ha permitido la estabilidad económica necesaria.

-¿Cuánto tiempo lleva trabajando en Cetarsa y qué trabajos ha desempeñado en este tiempo?

-Entré en la fábrica de Talayuela en el año 1984 como operaria fija discontinua. En 1985 pasé a Laboratorio como ayudante de Control de Calidad, también como fija discontinua, y en 1989 como responsable de Control de Calidad con contrato fijo. Por necesidades de empresa durante dos años he estado en el departamento de Logística con la categoría de responsable de almacén.

-¿Cuál es su misión actual y en qué consiste?

-Actualmente estoy en Talayuela como Supervisora de Turno. Mi trabajo consiste en asumir todas las responsabilidades de un turno de trabajo como es la seguridad de los trabajadores, conseguir la producción diaria y asegurar que se cumplen las especificaciones impuestas por las distintas multinacionales. En este trabajo tengo que decir que cuento con la ayuda de los responsables de las distintas zonas, que forman un gran equipo.

-¿Ha cambiado la manera de trabajar en los últimos 30 años?

-Desde luego que ha cambiado, y mucho, la manera de trabajar. Prácticamente solo la estructura del edificio es igual al de hace 30 años. Este cambio comenzó con la implantación de lo que se conoce como ‘línea de batido’. Es la forma mecánica de separar la vena de la lámina en las hojas de tabaco. Esta implantación dio mucha vida a la fábrica, tanto por el aumento de trabajadores como de clientes. Por decirlo de alguna manera, abrimos fronteras a la producción tabaquera. La mecanización y mejora de todas las zonas de trabajo es una constante. En conclusión, no se parece en nada a la de 1984.

-Usted ve pasar ante sus ojos la producción tabaquera extremeña. ¿Cómo calificaría su calidad?

-Veo diariamente pasar la producción tabaquera ante mis ojos y puedo asegurar que se hacen grandes esfuerzos por parte de todos para mejorar cada campaña la calidad del tabaco extremeño. Empezando por la labor de campo para evitar productos fitosanitarios que, de estar presentes, significan el rechazo del producto por parte de nuestros clientes, siguiendo con el trabajo de fábrica, donde nos esmeramos en la eliminación de materias extrañas que desmerecen la calidad de nuestro producto, y nos esforzamos continuamente por conseguir los objetivos marcados por las grandes multinacionales.

-¿Cree que el cultivo de tabaco contribuye a la fijación de población en el mundo rural?

-Para conseguir que la población de una zona rural no se vaya y queden los pueblos vacíos es necesario que la gente joven tenga medios de vida en esas zonas, y el cultivo de tabaco es uno de esos medios. Tiene, como todo en la vida, sus dificultades, pero también es cierto que tiene sus ventajas. La calidad de vida en las zonas rurales nada tiene que ver con la vida en las grandes ciudades. Nosotros estamos en una zona con muy poca industria y es Cetarsa una de las empresas que, ligada a la producción tabaquera, genera durante periodos largos de tiempo un trabajo estable, motivo de agradecer en las zonas rurales. Nos es grato comprobar en la temporada de compra que cada vez hay más jóvenes que van sustituyendo a las antiguas generaciones.

-¿Cuál es la proporción de mujeres trabajadoras en la fábrica de Talayuela?

-Actualmente en la fábrica de Talayuela el porcentaje de hombres es del 40% y el de mujeres del 60%. Estamos cerca de la paridad. En esta fábrica tanto hombres como mujeres hacen los mismos trabajos. De unos años a esta parte se han formado y dado oportunidad a ambos sexos para cualquier puesto de trabajo. El resultado es que tanto hombres como mujeres ejercen puestos de responsables, carretilleros u operadores.

-¿Usted como responsable de turno está involucrada con la igualdad de género y ofrece las mismas oportunidades a hombres y mujeres?

-Desde mi puesto en Cetarsa intento siempre que todos los puestos de trabajo se realicen tanto por hombres como por mujeres. Actualmente, debido a las grandes mejoras realizadas en la fábrica esta tarea resulta mucho más fácil. Los avances tecnológicos nos permiten que los trabajos a realizar sean compatibles para los dos géneros. Nos resulta muy satisfactorio contar con carretilleros mujeres que no tienen nada que envidiar al tradicional carretillero. Ahora estamos trabajando y formando mujeres en la línea de secado donde habitualmente esos puestos están ocupados por hombres. Tengo que decir que el clásico trabajo de hombres y mujeres afortunadamente pertenece al pasado y, como empresa moderna, da a las mujeres las mismas oportunidades que a los hombres y estas mujeres están demostrando ser muy válidas para cualquier función.

-¿Existen facilidades para que las personas del colectivo gitano trabajen en la fábrica?

-En los años que llevo trabajando en esta fábrica nunca he conocido que se discrimine a nadie por raza, sexo o nacionalidad. Precisamente este año se ha colaborado con un programa de integración de la etnia gitana y tanto los participantes de ese programa como los compañeros con los que han estado trabajando han manifestado un alto grado de satisfacción.

-¿Cree que el consumidor final conoce la selección y los trabajos de investigación que se realizan en Cetarsa?

-Creo que no. Cuando se trabaja en este sector se da uno cuenta de la cantidad de controles a que es sometido el producto, desde la fase inicial que es el cultivo de las plantas en el campo, en el proceso de secado hecho por las cooperativas o el propio agricultor, durante la recepción de dichas plantas en forma de hojas ya en nuestras instalaciones y, como no puede ser de otra manera, en el proceso de transformación en la fábrica.

-Casi todas las grandes compañías tabacaleras compra tabaco español ¿Por qué?

-Hay varias razones para la compra de tabaco español o casi mejor dicho extremeño. Unas son razones negociadas por la dirección de la empresa, imagino que si están vendiendo cigarrillos en España compañías extranjeras, justo es que parte de la materia prima se compre en España, aunque hay alguna gran multinacional que ha dejado de comprarnos el tabaco en crudo, pero sigue vendiendo cigarrillos. Lo más importante para la venta de nuestro tabaco yo creo que se debe a la calidad que se ofrece es decir ofreciendo un tabaco uniforme limpio de materias extrañas y cumpliendo las especificaciones señaladas por las multinacionales.

-¿Hacia dónde considera que se encamina el sector del tabaco?

-Desgraciadamente el mundo del cultivo de tabaco se ve afectado por las campañas en contra de fumar, que yo no digo que sea bueno, pero hay que reconocer que hay otras cosas que tampoco son buenas y no sufren esas campañas. La producción como todos sabemos no está ligada al consumo, es decir, si no se cultiva aquí se hará en otro sitio, y como cultivo y primera transformación da de comer a muchas familiar tanto directa como indirectamente, mantiene una zona a la que de momento no se ha encontrado cultivo alternativo creando riqueza en la comunidad y contribuyendo a mantener la población rural.