Una rubia despeinada y sofocada por el calor pasea por la playa del Puerto Olímpico de Barcelona sin soltar su iPod ni su cámara de fotos, con atuendo deportivo y gafas de sol. Podría ser una turista más. Sin embargo, es una de las estrellas más famosas de Hollywood. La actriz Renée Zellweger, de 40 años, llegó este fin de semana al aeropuerto de El Prat, y cogió un taxi que la llevó al selecto Hotel Arts.

Aunque su rostro estará eternamente ligado al de la inolvidable solterona treintañera Bridget Jones, la intérprete no llegó sola, sino con el que se ha confirmado como su nueva pareja, el también actor Bradley Cooper, de 34 años. Zellweger aprovechó que su flamante novio tenía que promocionar la película Resacón en Las Vegas en Barcelona para reunirse con él y convertir este viaje laboral en un romántico fin de semana. Si hasta ahora habían mantenido su relación en secreto, en la capital catalana han dado rienda suelta a su amor.

PASEO DE INCOGNITO El lunes, mientras Cooper, al que hasta hace poco se relacionaba con Jennifer Aniston, cumplía con sus obligaciones profesionales, la intérprete de Cold Mountain se fue a dar un paseo de incógnito por la playa, donde no paró de retratar a turistas y paisajes. Zellweger, que estuvo casada cuatro meses con el cantante Kenny Chesney, deambuló entre los veraneantes con un atuendo tan diferente a los glamurosos vestidos que luce en los certámenes cinematográficos que muy pocos la reconocieron. También visitó el parque Güell y la Sagrada Familia, junto a su guardaespaldas y unas amigas.

Por la noche, la pareja de actores se reencontró en el hotel del que salieron para disfrutar de una cena típica en el centro de la ciudad, junto a los compañeros de reparto de Cooper Justin Bartha y Zach Galifianakis y otros amigos. En esta ocasión, Zellweger lució un ajustado vestido negro con altísimos tacones a juego, mientras que su novio no cambió sus vaqueros ni su camisa azul. A altas horas de la noche la pareja regresó en taxi al hotel, donde se les vio entrar muy acaramelados.

El martes, aprovechando que el equipo de Resacón en Las Vegas tenía el día libre, Cooper y Zellweger visitaron el Museo Picasso y el barrio gótico, y entraron en la catedral. Zellweger mostró especial interés en una de las capillas que se encuentran en el templo, ante la que encendió una vela.

Por la noche, el equipo volvió a reunirse en el cine Aribau, con motivo del preestreno del filme. Esta vez, Cooper acudió sin su famosa novia, que en enero iniciará el rodaje de Bridget Jones 3.