Dice Richard Lester (Filadelfia, 1932) que se encuentra en el paraíso desde que hace 15 años decidió jubilarse. Su aspecto es espléndido, y su sentido del humor, envidiable. El director de películas como Robin y Marian , Superman 2 y Los tres mosqueteros acudió ayer al festival de cine de San Sebastián con dos propósitos. Primero: promocionar Help! , la marciana película que rodó en 1965 con los Beatles, de la que en noviembre se lanza una nueva edición. Segundo: lograr que todos los periodistas cayeran rendidos a sus pies, de tanto reír escuchando anécdotas sobre sus vivencias en rodajes. Aquí las citamos, incluidas las serias:

LOS BEATLES. "La primera idea era que Help! fuera un documental. Lo descarté. No podía mostrar las noches de los Beatles porque habría sido una película de calificación X". "Hice que Ringo Starr fuese el protagonista porque parecía el más vulnerable. Siempre estaba por detrás tocando la batería, sin que nadie le hablara. Era el hombre perfecto al que atacar". En esta película, acaba perseguido por una secta y dos científicos que quieren hacerse con el anillo que lleva.

GROUCHO MARX. "Con Groucho trabajé un día y estoy encantado de que solo fuera un día".

AUDREY HEPBURN. "Cuando hice las primeras pruebas de cámara tenía un aspecto horrible. Ella quería verlas, y tuve que esconder la cinta debajo de la cama". Se refería a los preparativos del rodaje de Robin y Marian (1976), donde compartió protagonismo con Sean Connery.

BUSTER KEATON. "Era mi héroe. Disfruté mucho rodando con él. Mi relación fue maravillosa, aunque triste porque ya estaba muy enfermo. Al cabo de poco falleció de cáncer". Lo dirigió en Golfus de Roma (1966), una disparatada comedia musical que cuenta con la última aparición en pantalla de Keaton.

MARGARET RUTHERFORD. "Tenía 70 años. Los productores exigen seguros médicos. Y cuando el doctor le pregunta si está trabajando, ella empieza a hablar con dificultad. ´Hago teatro´, dice, cada vez más alterada. Y al médico no se le ocurre otra cosa que decirle: ´¿A su edad?´. Ella se enoja, la tensión empieza a subirle, y a mí me deniegan el seguro. ´¿Cuánto tardaríamos en rodar sus planos?´, planteé a producción. Total que dediqué dos días a filmar sus diálogos, y si la palmaba después, podíamos utilizar un doble. Ella iba loca, no entendía nada. Cuando su marido la fue a recoger escuché que le decía: ´Si esta es la nueva manera de hacer cine, yo no quiero saber nada´". Así fue el rodaje de Un ratón en la Luna (1963).