La empresa del sector textil Extremadura Fashion (dedicada a la confección de ropa de baño) cerró sus puertas a finales del mes pasado tras casi cuatro años de actividad, dejando en la calle a 24 trabajadoras que, al menos de momento, prefieren guardar un prudencial silencio. Esta prudencia está motivada por la necesidad que tienen de colaboración por parte del empresario, que ha de facilitarles la documentación necesaria para presentarla en el Sexpe y solicitar el correspondiente desempleo. El taller textil estaba instalado en la nave número seis del semillero de empresas que la Junta de Extremadura tiene ubicado en el polígono industrial La Alcantarilla.

BUEN TALANTE Si bien es cierto que en principio el empresario ha mostrado buen talante a colaborar --según afirmaba el abogado en cuyas manos las afectadas han puesto el caso, José Antonio Muñoz Mohedano--, también es cierto que el cierre se ha llevado a cabo en unas circunstancias adversas para la plantilla, adeudando dos mensualidades a cada empleada. Así las cosas, se está a la espera de la vida laboral de cada trabajadora, para comprobar hasta qué fecha concreta han estado cotizando. Además, por medio existe una proposición por parte del empresario de indemnizar a las trabajadoras con las máquinas de la empresa.

Y es que según señalaba Vicente Blázquez (familiar de una de las despedidas, que se está encargando de coordinar las actuaciones) "ni siquiera sabemos si están pagadas o no". Del mismo modo, Blázquez apuntaba que el empresario alegó falta de trabajo para justificar el cierre, pero que tras ofertar esta indemnización en especie les ofreció quedarse como representante de éstas para "facilitarles trabajo y llevarse una comisión, a modo de representante", comentaba extrañado Blázquez, quien sospecha muy a su pesar que "detrás hay algo más, porque si no, se habría hecho un expediente regulador de empleo para el cierre".

Por el momento Muñoz ha presentado la correspondiente denuncia ante la inspección de trabajo con el fin de que se investiguen estas circunstancias y las posibles irregularidades en las que haya podido incurrir la empresa, lamentando que pudiera tratarse de un caso más "en que se abre un negocio para coger las subvenciones e irse".

Extremadura Fashion estaba dedicada a la confección de ropa de baño "que posteriormente se vendían a otra empresa catalana", afirmaba Blázquez. El 29 de octubre Extremadura Fashion comunicó a sus empleadas que se suspendía la producción "debido, según ellos, a que no tenían trabajo", concluía Vicente Blázquez.