El alcalde de Navalmoral de la Mata, Rafael Mateos, no se ha planteado la posibilidad de eliminar la Cruz de los Caídos porque no ve motivos y está dispuesto a modificar su inscripción con tal de que permanezca en su sitio. Pero no será necesario porque la leyenda estaba construída a base de letras de molde que se han ido cayendo y no pone nada.

La ponencia de la Ley de Memoria Histórica aprobada en el Congreso de los Diputados el 10 de octubre no ha caído bien en Navalmoral, donde hay calles dedicadas a destacados militares franquistas, pero también a insignes dirigentes republicanos.

"La Cruz de los Caídos es por todos los caídos en todas las guerras, y si tengo que ponerlo lo pongo sin ningún problema, pero no entiendo como este presidente se entretiene en estas cosas habiendo asuntos más importantes", dijo Mateos. Su razonamiento es directo: cuestiones como ésta "contribuyen a dividir a 44 millones de españoles en dos bandos".

"Es una absoluta chorrada, pero no para tomársela a broma, porque todos los objetivos de este presidente por accidente sólo conducen a dividir a la nación", dijo textualmente el alcalde.

El Ayuntamiento de Navalmoral no moverá un dedo hasta que la Ley que obligará a retirar todos los símbolos franquistas esté publicada en el BOE. Pero es posible que si se quita la calle dedicada al dirigente nacionalsindicalista y uno de los fundadores de la Jons, Onésimo Redondo, también se elimine la de Canalejas, destacado regeneracionista español, varias veces ministro y conocido republicano. En Navalmoral de la Mata puede ocurrir como en Cáceres con la calle Brunete, y es que una de sus vías se llama Río Ebro. El ayuntamiento duda si tendrá que eliminar la calle teniendo en cuenta que la Batalla del Ebro fue la mayor de cuantas se libraron en la guerra civil española.