Así es José Antonio Durán y Lérida. Un pedigüeño de tomo y lomo. Solo hace que pedir y pedir y pedir a los gobiernos, amenazándoles de cosas malas si no le dan lo que pide.

Con su voz de cura desprestigiado, cada vez que se encuentra con un presidente, ¡zas! la petición está al borde de la charla que mantienen.

Ahora, en el debate de la investidura, que solo es para decir si se apoya o no a la persona que ha sido elegida por mayoría absoluta, le ha plantado que quiere el pacto fiscal, es decir, que lo que recaude Cataluña, CiU en este caso, se queden ellos, al 100% sin dar un céntimo a nadie, lo he escrito bien.

Dice que la fórmula encaja en la Constitución, y si no encaja, la hacen encajar con calzador, pero lo dice y hay que creerle, y que ello conllevaría luchar contra la crisis. Será la crisis catalana, ya que es de sobra conocido que Cataluña no apoya a nadie, y menos si no es catalán. Todo para ellos.

Ha dicho que para su partido, la prioridad es Cataluña, y para el Sr. Rajoy la prioridad es España entera. Agrega que eso es un trato injusto. ¿Trato injusto cuando le ha sacado a Rodríguez hasta la camisa sin quitarle la chaqueta?. Y le ha amenazado con que será "un choque de trenes" si no accede a ese tan traído y llevado pacto fiscal. Y si el señor Rajoy, y su Gobierno, acceden a ello, buscará otra cosa. El caso es seguir siendo un pedigüeño.

Pero ¿a qué está jugando este personaje?. ¿Le importa algo el resto de los españoles? NO es la respuesta. Debiera irse y dejar la política de primera fila, como hizo el indegutible vasco alopécico que se tapa la calva con su propio cabello, y quedarse sentado en los sillones privados de su partido. Eso sí, sillones catalanes. Faltaría más!! Pero está el salario y otras prebendas que no es factible abandonar.