El Periódico Extremadura

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Pilar Galán Rodríguez

Jueves sociales

Pilar Galán Rodríguez

Flor de jara

No vas a morir, creemos que nos susurra la flor blanca de la jara que se despereza cada año en esta primavera tan hermosa como fugaz. 

No vas a morir, nos dicen los brotes de los árboles, y las golondrinas con su chiar cada vez menos frecuente. Esas mismas palabras se agitan en los escobones y en las piedras golpeadas por la espuma del agua, en los insectos que revolotean en el campo, en la fragancia dulce que se extiende cada amanecer, como un reclamo. Y nosotros, ilusos, nos lo creemos y vivimos ajenos al verdadero rumor y a la certera advertencia. 

"Los días pasan lentos, pero el viernes miramos atrás y ha pasado una semana, un mes y un año entero

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Nos lanzamos a la carretera pensando en el destino y no en el trayecto, con la certeza infantil de que vamos a llegar, y de que haremos lo que teníamos pensado, y no otra cosa. Hacemos planes, organizamos barbacoas y encuentros con amigos, seguimos postergando lo importante en busca de una urgencia que no sabemos acallar. 

Los días pasan lentos, pero el viernes miramos hacia atrás y no sabemos cómo, ha vuelto a pasar una semana, y un mes y un año entero. No vas a morir, creemos que nos susurra el campo entero, cuajado de almendros y cerezos de nata, y como ellos, nos esponjamos dispuestos a afrontar un futuro cargado de esperanzas. 

Pero en una esquina del cuadro, en ese ángulo ciego del paisaje que vamos dejando atrás en el retrovisor, ha comenzado ya la decadencia del fulgor que vemos a nuestras espaldas. Empiezan a caer algunas flores, aún pocas, pero son muchas más las que vemos en nuestro avance, en esta explosión de lunas que tiñe de nieve el monte.

Por eso mismo no hemos aprendido nunca lo que nos viene a decir la flor de la jara, en su despertar pegajoso y blanco. No susurra que seremos eternos, bien lo sabe ella, sino que hemos llegado hasta aquí, después de un año. Qué rápido ha pasado, nos decimos, aunque tiene la medida exacta de cada día, cada hora, cada momento que hemos vivido, y ya no va a volver. Has llegado hasta aquí sano y salvo, esa es la advertencia.

Disfruta de este esplendor, de este regalo, porque no habrá otro como este. No te será dado hoy nada mejor: abrir los ojos, saberse vivo, un día más, un abril más, tener la oportunidad de darse cuenta de que somos mortales, nuestros días están contados, y hay que disfrutar de esta primavera que nos aleja y nos acerca al mismo tiempo a la única certeza posible de que nada dura para siempre.

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