Encerado y clarion

El día de los enamorados

Una pareja celebra San Valentín.

Una pareja celebra San Valentín.

Saturnino Acosta

Saturnino Acosta

No, el Día de los enamorados no es un invento del Corte Inglés, de hecho la primera referencia literaria al catorce de febrero como día de los enamorados o San Valentín se realizó en 1382 a través del poema de Chaucer ‘Parlamento de los pájaros’, aunque oficialmente fue en el 486 cuando el Papa Getasio I, para erradicar la fiesta pagana de la Lupercalia, que otorgaba fertilidad a las mujeres, hizo coincidir el catorce de febrero con la del Santo Valentín, ajusticiado dicen por celebrar matrimonios cristianos en las mazmorras cuando el cristianismo estaba prohibido en tiempos de Claudio II.

Por el contrario, existe otra versión menos conocida. Dicen las malas lenguas, la leyenda o la historia no contrastada u oficial, que por otra parte el Santo, durante su cautiverio, se enamoró de la hija del juez que lo juzgaba y antes de acudir a su decapitación, le regaló a esta un papel escrito donde se leía, “Tu Valentín, como forma de despedida”. Todo pasaría como una frase de despedida si no fuera porque la muchacha era ciega y lo primero que sus ojos vieron fue la despedida de un enamorado Valentín.

Historias aparte, ciertamente ayer la tradición popular nos invitaba a celebrar con nuestras parejas un día restringido a los enamorados como relación sentimental, pero en sus orígenes era la festividad del amor y la amistad, por los que invito a todos y a todas a una sencilla reflexión, celebren también hoy, mañana y pasado mañana, celebren todos los días de su vida su particular San Valentín.

Enamórense de la vida y de todo lo que la rodea, celebren con sus parejas o con quienes quieran, si quieren, pero todo el año, pues, contrariamente, la única realidad de esas rosas de catorce de febrero, es la seguridad de que las estás condenando a marchitarse

Celebren porque se puede estar enamorado o enamorada de su pareja, pero también se puede estar enamorado de la vida, de la que das y de los que te la dieron y de la misma manera a los que seguirán dando vida y los que con anterioridad lo hicieron. Celebren amar al prójimo en sus trabajos en su día a día, en la distancia y en la cercanía, en la dicha y en la enfermedad. También se puede estar enamorado de su trabajo, de su profesión, de las cosas que creamos con nuestras manos o con nuestra imaginación, de lo que conseguimos o alcanzamos o de lo que hacemos que otros consigan o alcancen, de las semillas y de los frutos de nuestro enamoramiento por la vida. Enamorados del arte, la música, la belleza, la ciencia o la literatura, la naturaleza o el cosmos.

Enamórense de la vida y de todo lo que la rodea, celebren con sus parejas o con quienes quieran, si quieren, pero todo el año, puescontrariamente la única realidad de esas rosas de catorce de febrero, es la seguridad de que las estás condenando a marchitarse.

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