Opinión | Editorial

Extremadura necesita certezas para el avance empresarial y tecnológico

La incertidumbre nunca ha sido buena compañera del mundo de los negocios

Subestación de los Arenales, de la que se quiere suministrar CCGreen.

Subestación de los Arenales, de la que se quiere suministrar CCGreen. / EL PERIÓDICO

La provincia de Cáceres necesita imperiosamente cambiar su modelo de producción para asentar su futuro. Un porvenir que debe trascender una economía basada en el sector terciario, con una gran parte de la población trabajadora como empleada pública, además del peso que gana progresivamente el sector ligado al turismo. Hay proyectos e iniciativas que auguran que ese cambio puede llegar a lo largo de los próximos años. Pero también surgen dificultades por el camino que pueden hacer cundir el desánimo. Es justo lo que acaba de volver a ocurrir con el proyecto denominado CCGreen e impulsado por la firma Ingenostrum.

La construcción de un polígono dedicado prioritariamente a la instalación de empresas de centros de datos acaba de sufrir un nuevo varapalo al quedarse, definitivamente, fuera de la planificación de Red Eléctrica para el periodo 2021-2026 tras desecharse las alegaciones presentadas por la empresa meses atrás. Ingenostrum confía en que las cosas cambien este mismo verano, cuando Red Eléctrica dé a conocer su planificación hasta 2030. Los trámites burocráticos avanzan en el Ayuntamiento cacereño, en el que ya hace dos años se presentó el estudio de viabilidad. Pero el tiempo corre y hace peligrar el proyecto tal y como fue concebido. La firma ha adquirido 15 hectáreas en uno de los suelos destinados a uso industrial en una ciudad con escasez de superficie susceptible de albergar fábricas. La previsión inicial, mantenida hasta hoy por la promotora, es que la urbanización y adecuación estará concluida dentro de tres años. Las obras del ecoparque, que sería el primer centro de datos neutro en carbono de la Unión Europea, deberían empezar a finales de año para que en 2027 esté construido el primer edificio destinado a centro de datos.

Durante este tiempo, la empresa matriz procedería, según la planificación inicial, a comercializar las instalaciones, es decir, a buscar entre las operadoras potenciales firmas para ocuparlas y ponerlas en marcha. La cuestión es si, con una cuestión capital como el suministro de energía pendiente de autorización, esas actuaciones comerciales pueden encontrar dificultades añadidas. La incertidumbre nunca ha sido buena compañera del mundo de los negocios. Y, a pesar de las esperanzas compartidas por todos los agentes implicados, esa incertidumbre persiste a causa de la negativa de Red Eléctrica.

La demanda de energía planteada por Ingenostrum es colosal, comparable a la capacidad de un reactor de Almaraz, pero indispensable para garantizar el correcto funcionamiento de un centro de datos. La promotora pondrá en marcha una planta fotovoltaica en el mismo polígono Arenales que pretende ocupar, pero resulta insuficiente. Argumenta que la dimensión necesaria no tendría coste para Red Eléctrica, puesto que la posición de consumo ya existe e incluso los costes aparejados para su uso correrían por su cuenta. Desde el Gobierno se considera, sin embargo, que el proyecto aún no está lo suficientemente maduro y que Red Eléctrica solo atiende a demandas de urgencia. El peligro es que la planificación de la distribuidora para el periodo 2027-2030 resulte demasiado tardía para un proyecto de una inversión de casi mil millones de euros que podría generar unos 1.200 empleos.

Porque el tiempo cuenta si se pretende dar el imprescindible giro hacia la modernidad en la provincia que menor renta per cápita tiene. Que una empresa que demanda energía encuentre dificultad para el suministro en una comunidad que ocupa un puesto de liderazgo en la producción energética nacional, destinada casi en su totalidad fuera del territorio, resulta, como mínimo, paradójico. Y una contradicción flagrante para todos los que depositan esperanzas en que la producción de energía se convierta en motor definitivo de la economía extremeña, avanzando posiciones, de paso, en el campo de la innovación, en la que aún se encuentra rezagada en comparación con otros territorios. Urge, por tanto, resolver con celeridad para que Ingenostrum o cualquier otra empresa encuentre certezas y atractivos que las liguen a Cáceres y al resto de Extremadura.

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