Opinión | TRIBUNA

JOSÉ ANTONIO VEGA VEGA

Defensa y seguridad en Europa

Las recientes incorporaciones de países noreuropeos a la OTAN y la idea del rearme continental aumenta el clima de tensión con Rusia

Después de la amarga experiencia de la Segunda Guerra Mundial los europeos sintieron la necesidad de afrontar el futuro lejos de contiendas bélicas. Los pioneros de la Unión Europea compartían los ideales de paz y unión. En un principio, se abogó por una integración económica. Pero los iniciales éxitos económicos llevaron a pensar en una unión más social y solidaria. Sin embargo, la añorada Europa de los ciudadanos no ha llegado a consolidarse. Vinieron tiempos de bonanza económica, de un mundo que parecía idílico con un equilibrio de fuerzas, y algunos países, al ver alejarse los problemas de antaño, pensaron en volver a navegar solos. Y así, cuando estábamos avanzando en la deseada unión social, la idea de desembocar en una posible Europa confederal provocó el pánico en algunos gobiernos. El primero, el de Reino Unido, que reticente a la UE -había renunciado a la unión monetaria- votó por abandonar.

La pandemia del coronavirus hizo que Europa sintiera de nuevo la necesidad de la unión. Y, cuando comenzaron a atronar los obuses cerca del Mar Negro y sobrevolaron misiles sobre Jerusalén, volvimos a sentir esa necesidad. La invasión de Ucrania constituye el mayor ataque militar en suelo europeo de los últimos tiempos. Para afrontar el problema, la UE ha reaccionado creando un fondo financiero de apoyo a la paz y coordinando políticas de estabilidad y desarrollo. Pero como las amenazas de Putin pueden subir de tono la UE se está planteando una estrategia bélica independiente de la OTAN. Es una realidad que en los últimos meses se han incrementado las amenazas contra algunos estados europeos. Rusia no ha dejado de intervenir en países de la Unión, bien con agentes de espionaje, bien actuando con ciberataques o, en el caso más descarado, intentando coadyuvar a la secesión de Cataluña.

Las recientes incorporaciones de países noreuropeos a la OTAN y la idea del rearme continental aumenta el clima de tensión con Rusia. Si, además, el conflicto israelí-palestino-iraní se enquistara y otros países se involucrasen en la contienda, no solo estaríamos a las puertas de una nueva gran guerra, sino que la economía mundial se resentiría.

Una confrontación bélica, aunque no probable, puede ser posible, por lo que, en todo caso, como bien decían los latinos, “si vis pacem, para bellum”. Es preferible prepararnos para un escenario posible, aunque improbable, que tener que improvisar si el clima de tensión genera un auténtico conflicto armado.

Por lo pronto, Úrsula vonderLeyen propone crear un comisario europeo de Defensa. Y unacosa es cierta: si Europanecesita un ejército para defender la paz, deberá tenerlo. Pero, en modo alguno, el proyecto de la UE debe basarse en una nueva realidad militarista. Tampoco cabe pensar que la unión sea solo necesaria cuando acechen catástrofes sanitarias o bélicas. Una Unión Europea sólida debe tener amplios horizontes. Por encima de todo debe prevalecer la idea de un destino común de progreso y libertad. Pero para que el porvenir de los europeos se asiente sobre un compromiso solidario de ciudadanos libres es imprescindible sentar las bases de su defensa y seguridad.. n