El mercadillo textil de los martes en la capital del Jerte, inauguró ayer su traslado al recinto ferial El Berrocal

Desde las 6.30 de la mañana estaban montando los más de un centenar de puestos que, por fin, tras dos años de pandemia, podían estar al 100%. Hasta ahora, en la Avenida de la Hispanidad, solo podían ir cada quince días, ya que solo se les permitía ponerse al 50%, un aspecto negativo tanto para compradores como vendedores. Los clientes se quejaban porque si tenían que hacer una devolución debían esperar dos semanas para efectuarla y los puestos iban rotando, con lo que dificultaba encontrarlos. Los vendedores reivindicaban poder estar todos, dado que montar su puesto en ese espacio de tiempo tan prolongado, les ocasionaba pérdidas.

Ayer por la mañana, cuando se dispusieron a colocarlos, se encontraron con situaciones desfavorables como no tener permitido poner la visera que da sombra al puesto. Finalmente les dejaron por ser el primer día, pero los vendedores piden que no sea una excepción, sino que puedan ponerlas cada martes.

Por otro lado, una de las quejas más compartidas entre todos los comerciantes fue el escaso espacio entre uno y otro puesto. Las dimensiones son de tres metros y no es suficiente, necesitan que lo alarguen al menos a cuatro metros porque, de la manera que están pintados actualmente, no tienen espacio para colocar las viseras, las lonas de plástico que son indispensables en tiempo de lluvias, ni tampoco para pasar entre los puestos porque las patas de uno están junto a las del contiguo. Esto no solo les afecta a ellos, sino también a los clientes que quieran atajar, pues, ahora tienen que recorrer cualquiera de las tres calles de principio a fin para poder cruzarlas.

Mercadillo en el nuevo emplazamiento del ferial. Toni Gudiel

Este problema de espacio se extiende a que las furgonetas no pueden ubicarse tras el puesto porque en los laterales hay árboles y, además, al abrir las puertas chocan con las de la furgoneta del puesto adyacente. Tampoco pueden tener consigo la mercancía, ni poner unas sillas para sentarse tras sus puestos. Por ello, exigen un metro de separación y alargar la anchura de los mismos.

En lo referente a los bares, aún no se han colocado los dos que inicialmente iban a estar. Hoy, los vendedores no han podido desayunar ni tomarse nada a lo largo de la mañana. Al parecer, falta poner la toma de luz que debería estar instalada el próximo martes. A pesar de los inconvenientes que hoy se han encontrado, están contentos. La anchura y espacio de las calles facilita la visibilidad de los productos de cada puesto. La mayoría de personas que se acercaban ayer a comprar decían estar de acuerdo con el cambio porque era más cómodo y amplio caminar y ver con detenimiento las prendas, bisutería y otros artículos.

Los aparcamientos y calles aledañas estaban repletos de coches. Los ciudadanos echaban en falta un autobús directo que el ayuntamiento estudiará poner. Poco a poco se irán realizando mejoras, pero el balance del primer día ha sido positivo. Ahora, como decían los vendedores, solo queda esperar a que se mantenga así a lo largo del tiempo.

Encuesta a compradores y vendedores del mercadillo.