La soledad es uno de los principales males de nuestro tiempo en las personas mayores y uno de los espacios donde pueden combatirla es en un centro de mayores. El de la avenida de la Vera de Plasencia, dependiente del Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia de la Junta, lleva acogiendo a mayores desde hace cincuenta años.
Fue el 10 de febrero de 1972 cuando se hizo el primer socio y, durante este medio siglo, se han realizado un total de 15.968 carnés. Zulema Sánchez, la trabajadora social del centro, señala que actualmente cuentan con 7.045 socios y pueden pasar a la semana por el centro entre 200 y 250 personas.
Dori Martín ha sido su presidenta durante 24 años y destaca que, en todo este tiempo, se ha producido un cambio en el perfil del usuario. Porque los centros u hogares de mayores se crearon para «proporcionarles un lugar en el que estar cuando se jubilaban, se potenciaba lo lúdico y que fuera un punto de encuentro».
Por eso, las principales actividades eran las cartas, el baile, las excursiones, las manualidades o el bingo. A través de este juego «manejaban los números, las pesetas de entonces» y se hacían también cursos de alfabetización porque los mayores de los primeros tiempos «tenían menos formación».
Generación de mayores con nuevas inquietudes
Ahora en cambio, los mayores de 55 o 60 años, que son los que pueden hacerse socios, «tienen más formación y otras inquietudes», explica Zulema, por eso el centro «ha ido evolucionando según las necesidades de los usuarios». Como los hay de diferentes edades, se siguen manteniendo las cartas, el baile o las manualidades, pero ahora, además de la socialización y esa parte lúdica, se da mucha importancia a ayudarles a pasar por el llamado envejecimiento activo.
Así, tienen actividades de entrenamiento cognitivo, sobre todo de manera preventiva, para evitar que vayan sufriendo deterioro y también se potencia el ejercicio físico y el cuidado del cuerpo, por ejemplo a través del pilates.
También, como han entrado en la era de las nuevas tecnologías, la informática forma parte de sus talleres, e incluso tienen uno para aprender a utilizar aplicaciones como el WhatsApp.
El parón del covid
Zulema subraya que la pandemia del covid ha afectado de manera importante a las personas mayores, sobre todo «a nivel cognitivo. Hemos visto un gran cambio, un deterioro» al pasar de tener actividad a la obligación de quedarse en casa.
Además, después del confinamiento les ha costado reincorporarse, en parte por miedo a volver a estar tantas personas juntas, pero «poco a poco se está recuperando la actividad». Por eso, ahora están haciendo más hincapié en la terapia cognitiva.
Gracias al Sepad, tienen podología, fisioterapia, pilates, informática, musicoterapia y terapia ocupacional y, con subvención de La Caixa, ejercitan la memoria, hacen actividades para «vivir en positivo», estar en forma y para manejar el Whatsapp.
También les ayudan a hacer gestiones a través de internet y esta semana han celebrado sus bodas de oro con un completo programa de actividades. «Se nota la diferencia entre la persona que va a un centro y la que no», señala Zulema.
Para los años que vienen, una clave: «Seguir adaptándonos a las nuevas generaciones».
