España y Marruecos han llegado a la conclusión de que no pueden luchar de forma aislada contra la inmigración ilegal y afrontar el éxodo de los subsaharianos. El ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y su homólogo marroquí, Mohamed Benaisa, acordaron ayer que ambos países organizarán juntos una conferencia euroafricana en la que participarán todos los estados --los de origen, tránsito y destino-- afectados por este fenómeno.

Ese acuerdo fue el resultado del viaje de dos días que Moratinos realizó ayer y el lunes a Marruecos. El titular de Exteriores, sin embargo, dejó Rabat sin lograr que el Gobierno marroquí se comprometiera a reactivar el convenio de readmisión de 1992. Tampoco consiguió que aceptara las medidas que el Ejecutivo español había propuesto para mejorar la cooperación en la lucha contra la inmigración ilegal.

FENOMENO DE ENVERGADURA Moratinos justificó la necesidad de una conferencia con el argumento de que "España y Marruecos, por sí solos, no pueden hacer frente a un fenómeno de tal envergadura". Además, señaló que "debe involucrarse a la UE y a los países africanos".

En su opinión, esa cumbre, que tendrá lugar en Marruecos pero que aún no tiene fecha, permitiría que "cada país asuma sus responsabilidades, aporte sus capacidades y se puedan proponer acciones y proyectos".

En la declaración común, ambas delegaciones acordaron que la conferencia "tendrá por objetivo establecer mecanismos concertados de gestión de los flujos migratorios". Además, se acordó la creación de un comité interministerial. Según Moratinos, la nueva realidad migratoria exige que "se ponga a todos los ministerios a trabajar juntos".

Ambos acuerdos fueron el único fruto del encuentro, que había despertado expectativas muy superiores. La semana pasada, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunció que, en este viaje, el titular de Exteriores iba a acordar con Marruecos un convenio de lucha contra la inmigración ilegal que mejoraba los mecanismos ya existentes.

El convenio tenía tres puntos: un protocolo de actuación conjunta en el control de fronteras, un acuerdo para la investigación policial de las mafias, y la entrega de una ayuda a Rabat para mejorar las condiciones humanitarias de los inmigrantes, incluyendo la creación de centros de acogida en Marruecos similares a los CETI de Melilla y Ceuta.

Pero el proyecto, que tenía un presupuesto de 160 millones de euros, no sólo no se firmó, sino que ni siquiera fue mencionado por Moratinos durante su visita. Fuentes marroquís que participaron en las reuniones explicaron que el rechazo de su Gobierno se debía al hecho de que en la reunión participaba una delegación de Exteriores sin capacidad real para tomar una decisión, puesto que el visto bueno debía darlo Interior.

TRATADO NO APLICADO Y ése no fue su único chasco. De la Vega también había dado por hecho que, con la devolución de 73 africanos la pasada semana, quedaba reactivado el convenio de readmisión de 1992. Los representantes marroquís comunicaron a Moratinos que no piensan aplicarlo. La entrega de los 73 fue una misión excepcional.