Los perros son ya uno más en las familias. Por ello, la preocupación es cada vez más grande cuando les ocurre algo que no entendemos, sobre todo al no saber cómo actuar ante situaciones en las que el perro sufre o está claramente incómodo. Por ejemplo, cuando vomitan.

Todos los dueños han visto a su perro vomitar en más de una ocasión. Sin embargo, si se producen frecuentemente y van acompañados de otros síntomas, lo más aconsejable es acudir al veterinario para que pueda descartar una posible enfermedad. En el caso de vomitar espuma de color amarillento, normalmente acompañada de mucosidad, debes saber que existen varias razones por las que se puede producir.

La razón más común y menos problemática es el síndrome de vómito bilioso, que se da cuando ocurre una fuga de la bilis hacia el estómago desde el intestino delgado. Sucede cuando el perro lleva varias horas sin comer o porque ha comido una cantidad inusual de grasas, pasto o ha ingerido grandes cantidades de agua. Si está el estómago vacío, y debido al reflujo de esta bilis almacenada, se puede llegar a provocar una irritación de las paredes, dando lugar al vómito.

Aunque también hay otras causas: cambios repentinos en la dieta, piensos de baja calidad, efectos secundarios a ciertos medicamentos o estrés. Puede ocurrir tanto en adultos como en jóvenes, aunque los perros ancianos tienen más probabilidades de sufrirlo.

Por otro lado, hay más opciones (menos probables) que pueden derivar en un vómito amarillento, entre las que destacan:

  • Problemas gastrointestinales: úlceras estomacales, enfermedad inflamatoria crónica de intestino delgado (Crohn), algunos tipos de tumores, gastritis y acidez estomacal.
  • Presencia de parásitos o enfermedades víricas/bacterianas.
  • Obstrucción por ingestión de un objeto extraño (huesos, juguetes, piedras...). El animal mostrará, además, signos de dolor e inactividad.
  • Enfermedades hepáticas, como pueden ser abscesos o insuficiencia hepática.
  • Pancreatitis, donde el vómito se produce por una alteración en la producción de enzimas por parte de páncreas que limita la digestión de alimentos. Suele acompañarse de diarrea, fiebre, deshidratación y dolor abdominal.
  • Alergias: tanto si consume algún alimento al que es alérgico como si padece intolerancias alimentarias.
  • Otras patologías: infección de útero en las hembras o piómetra, insuficiencia renal, etc.

La solución más viable en cualquiera de los casos es acudir a una cita veterinaria para que el animal sea examinado y se lleve a cabo el tratamiento determinado. Así también se descartarán posibles enfermedades.