Mayores que se ven obligados a ir caminando hasta el centro de salud de La Data, personas que deben cruzar el puente Nuevo a diario para comprar el pan o recorrer hasta un kilómetro para llegar a una parada que les lleve al hospital son sólo algunos de los perjudicados con el retraso de la remodelación del servicio de autobús urbano. Los presidentes de las asociaciones de vecinos afectadas han reaccionado con indignación contra el ayuntamiento por haber dejado pasar el plazo para rescindir el contrato a la empresa adjudicataria y contra la federación de vecinos (Fepave) "por no haber presionado lo suficiente para que la reforma saliera adelante".

La avenida del Valle, La Esperanza, Los Mártires, Rosal del Ayala, El Pilar, Miralvalle y varias calles más de otros barrios no disponen actualmente de transporte urbano, según el estudio que realizó la asociación de vecinos del Pilar y que sirvió como documento base a Fepave para el proyecto de la tercera línea de autobús que presentó al ayuntamiento. El propio presidente del Pilar, Juan Pablo Castiñeira, criticó ayer que el retraso de la reforma hasta el 2004 "es defraudar a la sociedad. Un tirón de orejas para el ayuntamiento si se le olvidó la fecha en que cumplía el contrato y también para Fepave". Además, incidió en que en el barrio hay muchas personas mayores, que constantemente preguntan en la sede vecinal cómo ir al centro de salud.

ALEJADOS DEL CENTRO

El presidente del Rosal de Ayala, Agapito Díaz, apuntó también como culpable a la federación de vecinos porque "tenía que haber hecho más presión. Aquí Fepave no se ha movido lo que se tenía que mover". Además, no dudó en señalar que "esto indica que aquí no hay políticos sino gente que hace de políticos" y advirtió que "a cualquiera se nos puede averiar el coche".

Los presidentes de Miralvalle y El Valle-La Isla son de la misma opinión e insistieron en el perjuicio que supone para los que no tienen carné de conducir ni vehículo y en que "dejamos el tema en manos de Fepave y deberían haber hecho más presión".

Para los vecinos de Los Mártires y La Esperanza el problema se agrava porque son barrios más alejados del centro. La presidenta del primero, Carmen Díaz, recuerda que "hay mucha gente mayor que tiene que cruzar el puente a diario", mientras la de La Esperanza, Julia Rodríguez, urgió la nueva línea porque "aquí casi todos vamos al centro a trabajar, que está a dos kilómetros y no todo el mundo tiene coche". Ambas propusieron la apertura de una línea, aunque sea con carácter provisional.