Editorial

La Semana Santa, otra fuente de riqueza en Extremadura

Cofrades del Santo Entierro de Cáceres.

Cofrades del Santo Entierro de Cáceres. / Carlos Gil

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Pese a que el tiempo deslució la mayoría de las procesiones de la Semana Santa extremeña, la celebración se consolida como referente turístico, sobre todo en las dos que tienen la máxima distinción, clasificadas como de interés turístico internacional: Mérida y Cáceres. La región aguantó unos índices de ocupación hotelera por encima del 80% y, aunque la climatología provocara cancelaciones de última hora e impidiera ese lleno total que se auguraba, la mayoría de los viajeros aprovecharon para conocer los monumentos y la rica gastronomía de la zona en una época en la que se da inicio a la temporada alta, con la consiguiente repercusión en el empleo.

Las cifras al alza en la capital cacereña vienen avaladas por las visitas al Centro de Divulgación de la Semana Santa que ya el año pasado logró cuadruplicar los visitantes, destacando el aumento de la presencia internacional. Una ciudad patrimonio que bien podría incorporar a su extraordinaria oferta la apertura de un museo especializado donde las 17 cofradías exhibieran con dignidad y con un concepto de exposición actualizado los grupos escultóricos y otros enseres.

En definitiva, se trata de sumar, de aportar y engrandecer el excepcional legado artístico e histórico que ha convertido a Extremadura en referente"

La Unión de Cofradías ha expresado esta idea en años anteriores tomando como referencia, para su ubicación, la iglesia de la Preciosa Sangre, dedicada hoy a usos culturales, aunque, hasta ahora, no parece que las gestiones hayan dado lugar a algún proyecto concreto. Pero los 51 pasos que incorporan las 23 procesiones de la Pasión cacereña, entre ellos cuatro imágenes del siglo XIV y otras obras del siglo XVII, merecen ser contemplados por propios y visitantes en un centro que incorpore modernos sistemas de conservación. Si bien gran parte de las imágenes se guardan en templos o en la Concatedral de Santa María, esta circunstancia no es óbice alguno para la iniciativa. Las técnicas más actuales de musealización ofrecen herramientas para construir un espacio abierto a una experiencia que combina la muestra tradicional con novedades derivadas de la tecnología y la realidad virtual que contribuiría a la divulgación de una fiesta a la que se incorporan con fuerza los más jóvenes, garantizando su futuro.

Ese museo tendría, por fuerza, que incorporar una escuela profesional de primer nivel dedicada a la conservación y restauración de piezas del patrimonio histórico artístico del resto de ciudades y pueblos extremeños que cuentan con muestras de pintura y escultura de verdadera relevancia. El cuidado del patrimonio extremeño quedaría así en la comunidad, en un moderno centro para cuya puesta en marcha se necesitaría la implicación de entidades públicas e incluso privadas, con participación de las principales instituciones regionales, provinciales y locales. La idea trascendería, pues, la mera exposición y añadiría un recurso al estilo de los que existen en autonomías vecinas, como es el caso del instituto de Simancas en la vecina Castilla y León.

No es de recibo que una Semana Santa de categoría internacional se vea obligada a recurrir a profesionales de otros territorios"

Ese museo y escuela de restauración generaría puestos de trabajo para especialistas y estudiantes salidos, por ejemplo, de la Escuela de Bellas Artes dependiente de la Diputación de Cáceres y otras titulaciones que actualmente se imparten en los centros de Formación Profesional o en la propia Universidad.

No es de recibo que una Semana Santa de categoría internacional se vea obligada, en la mayoría de las ocasiones, a recurrir a profesionales de otros territorios que sí que han sabido aprovechar ese lado más profano y, sin embargo, indispensable para la conservación de un legado histórico de gran importancia. Sobre todo cuando esta región acoge algunos de los mejores museos del mundo de arte antiguo y contemporáneo que pueden poner en la pista adecuada a lo que se pretende desde el ámbito del patrimonio cofradiero.

Lo cierto es que ahora, desde la elaboración de los modestos velones hasta la orfebrería o el bordado de los mantos, acaba en manos de talleres especializados, sobre todo de Sevilla. La industria ligada a la imaginería es una fuente de riqueza añadida con carácter atemporal, que sumaría luego los ingresos procedentes de quienes nos visitan durante estos días al año.

En definitiva, se trata de sumar, de aportar y engrandecer el excepcional legado artístico e histórico que han convertido a Extremadura en una referencia de primer orden en el creciente sector del turismo cultural. Y añadiría una baza más a la candidatura de Cáceres como Capital Cultural Europea en 2031. Hay tiempo para planificar y poner en marcha un buen proyecto, pero esa aspiración de la Unión de Cofradías no debería caer en saco roto, sino encontrar el merecido eco y apoyo.

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