FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL
¿Conoces el origen de las Carantoñas de Acehúche?
El pasado mes de mayo, la fiesta de Las Carantoñas fue galardonada con el Premio Nacional de Tradiciones Populares
Las bestias volvieron a rugir esta semana tras un año en silencio. Este fin de semana 65 Carantoñas de Acehúche, en la provincia de Cáceres, acompañaron de nuevo a San Sebastián, como cada 20 y 21 de enero, por las calles del pueblo.
Esta fiesta está considerada como de Interés Turístico Nacional desde 2019.
Acehúche se engalana para acompañar a su santo patrón desde el amanecer del primer día, cuando tiene lugar la 'Alborá'. A las 6 de la mañana el tamborilero despierta con su música a los vecinos y a las Carantoñas, que aún no se han vestido. Todos toman migas con café preparadas por los llamados mayordomos. A continuación, las Carantoñas echan romero en la plaza de la Iglesia y en la puerta del mayordomo. Seguidamente, los cohetes anuncian el arranque de las fiestas. A partir de las 9, Carantoñas y 'regaoras' --mujeres con el traje típico-- se empiezan a vestir.
Alrededor de las 12 de la mañana todo el mundo está congregado en las afueras de la Iglesia para recibir a San Sebastián, que sale acompañado de confeti, la música del tamborilero y las reverencias de las Carantoñas en una particular y festiva procesión. En la misma el santo hace una parada frente a la casa del mayordomo para que este le recite una loa.
Una vez finalizada la procesión, de vuelta a la iglesia, se celebra una misa mientras las Carantoñas esperan fuera. Para concluir la fiesta, aparece una Carantoña repartiendo papas, natillas caseras, y aparece la Vacatora, una Carantoña que asusta al resto con su cencerro para que se dispersen. Así se da por concluido el ritual pero, ¿cuál es su origen?
El origen de las Carantoñas
No está claro cuál es el origen exacto de esta festividad. El cronista oficial de Acehúche, Salvador Calvo, situó el origen de esta fiesta en el siglo II después de Cristo, «lo que le da un valor incalculable». Y enlaza con una tradición mediterránea en la que se tendía a disfrazarse de bestias.
Según la leyenda, San Sebastián fue asaetado y atado a un árbol en el Monte Palatino por no querer renunciar al Cristianismo. Allí, se esperaba que fuera devorado por las bestias, pero los animales percibieron su santidad y lo adoraron, danzando a sus pies; haciéndole caricias y carantoñas. Generalmente, el motivo que lleva a un acehuceño a vestirse de Carantoña es una promesa y un agradecimiento al citado santo.
La fiesta está llena de simbolismo cuya interpretación ha ido sufriendo variaciones.
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