Vicente Rojo lleva 41 años al frente de camisería Payvi, uno de los establecimientos históricos de la calle Moret desde donde ha visto llegar a las franquicias y también cómo mueren algunos locales que no acaban de abrir. "Ese que hay más abajo ni siquiera saben de quién es", dice, vestido con elegancia para atender a una clientela que se ha resentido con la crisis. El inmueble que señala en Moret presenta un estado de abandono que va a más a medida que pasan los días.

En opinión de Rojo, al que la cifra del medio centenar de locales cerrados le parece "un poco alta", no se ocupan por la situación económica y por el precio de los alquileres. "Antes de la crisis, los dueños han estado sacando un buen provecho de esos locales y ahora, que la cosa ha ido a menos, no se bajan", precisa.

Dice este empresario que la actividad en la zona donde trabaja ha bajado "en cuestión de ocho o diez años" y cree que la fórmula para que los locales tengan uso pasa por que se implanten marcas importantes o que se den facilidades a los interesados para la rehabilitación.

Cambio de local

Rojo decidió hace años cambiar de local para no tener que pagar alquiler y afrontar una hipoteca. Su compañero Luis dice que por un alquiler se llegan a pedir hasta 8.000 euros al mes en Pintores. "Los que vienen no quieren pagar esas cantidades a pesar de estar en la zona centro", afirma.

Aunque añade que no tiene la solución para que se ocupen los inmuebles, el empresario tiene claro que "esos locales son carne de franquicia porque es lo que se está imponiendo" y cree que "será difícil que particulares se interesen por ellos".