Cien años no se cumplen todos los días. No obstante, mañana domingo, Rafaela García Reyes, una cacereña de toda la vida, tendrá el privilegio de alcanzar esa cifra redonda. Su familia, por ello, ha decidido prepararle un homenaje acorde.

"La ciudad ha cambiado muchísimo, una barbaridad", aseguró ayer Rafaela a este periódico, quien reconoce haber "vivido y pasado de todo". La muerte de dos de sus hijos, la de su marido y la guerra civil --es una de las pocas personas que quedan con vida que vieron con sus propios ojos las bombas que cayeron en Santa María-- son algunos ejemplos.

Rafaela nació en la capital cacereña el 27 de septiembre de 1915. Hija de Consuelo y Serapio, creció en las Huertas, como se conocía a la zona donde actualmente se encuentra el hospital San Pedro de Alcántara, y con tan solo nueve años ya sirvió de niñera en el Palacio Conde de Canilleros, en la parte antigua.

Sin embargo, esta vecina cacereña, que ha residido en La Berrocala, en la Huerta de Santa Carlota, en la calle Caleros y actualmente en San Blas, desempeñó también otras múltiples labores hasta que finalmente dejó de trabajar a la edad de 27 años. Ahí se dedicó en cuerpo y alma a su familia tras casarse con su marido, Rafael Pulido Alvarez, quien falleció hace ya 35 años.

Con su esposo fue madre de seis hijos --aunque ha perdido a dos de ellos con el transcurso de la vida-- y en la actualidad es también abuela de 14 nietos y bisabuela de 11 bisnietos. Siempre ha tenido predilección por los animales y recuerda algunas de sus aficiones. "Me gustaba mucho hacer ganchillo".

Al ser preguntada por los múltiples avances en la sociedad que ha vivido, a Rafaela le resulta imposible decantarse por alguno. "Me gusta todo lo que se ha inventado: la televisión, la lavadora, la nevera... todo lo nuevo", confesó ayer, al mismo tiempo que se mostró "muy contenta" por celebrar otro cumpleaños y por "tener una familia tan grande".

Por último, y a pesar de que Rafaela no cumple el siglo de vida hasta mañana domingo, la celebración ha sido adelantada para la jornada de hoy, con vistas a poder disfrutar mejor del día con gran parte de su extensa familia, algunos procedentes de lugares tan dispares como Barcelona o Pamplona. El restaurante El Gallo ha sido el lugar elegido para compartir un almuerzo al que acudirán alrededor de 40 comensales.