El centro de Feafes Cáceres cierra sus puertas de manera definitiva el próximo lunes. Así lo ha notificado el Sepad a la dirección y a la plantilla después de que el Consejo de Gobierno acordara finiquitar de manera precipitada la relación que le une con la entidad por los reiterados impagos. De esta forma, la Junta de Extremadura trasladará personal el 15 de noviembre al edificio en el que hasta ahora se ha prestado el servicio a pacientes de salud mental en Mejostilla para colaborar en la mudanza de los 30 usuarios que residen en sus instalaciones y para que sea desalojado.

Esta decisión ha sido comunicada a la totalidad de responsables del centro aunque aún, a cinco días de que se produzca el traslado, no ha trascendido por parte del Sepad la ubicación donde serán trasladados. Sí precisó el consejero de Sanidad, José María Vergeles, en respuesta a unas declaraciones previas de la gerencia del Sepad que no garantizaba que siguiera el servicio en Cáceres, que sí lo hará y que el recurso se reubicará en un inmueble céntrico.

Por el momento, se han descartado tanto el hospital Virgen de la Montaña como el edificio de Bienestar Social que se encuentra en la calle Reyes Huertas. Por su parte, la plantilla baraja que pueda seguirse la misma fórmula que se lleva a cabo con los recursos de salud mental en el caso de Mérida, donde la empresa Grupo 5 presta su servicio en instalaciones de la residencia de mayores de Grupo Rosalba. En ese sentido, ponen sobre la mesa que la opción sea reubicar el servicio en una de las plantas que no tiene uso en la residencia Cervantes. Preguntada sobre este asunto este martes, la Junta no se pronunció .

En relación al futuro del edificio que quedará sin uso a partir del lunes, la dirección del centro y de la entidad, que se disolvió aunque la decisión no es reconocida por la junta directiva, asegura a este diario que de momento desconoce si el inmueble permanecerá sin uso y en qué términos queda el acuerdo con el ayuntamiento que le cedió el terreno por 50 años. 

En cuanto al clima que viven los trabajadores en estas últimas semanas, una de las portavoces de la plantilla expone que el ambiente se divide entre la esperanza y la inquietud. En primer lugar, porque según exponen, ven el fin a una situación insostenible, y en segundo lugar, aluden a la incertidumbre sobre su futuro. «Tenemos un compromiso de la consejería pero queremos saber qué hay por escrito, por esto hemos pedido la documentación sobre la resolución, tenemos muchos nervios, no sabemos cómo vamos a terminar, hay más trabajadores (30) que plazas (19), lo que queremos es tranquilidad». En relación a las cantidades que les adeudan aseguran que trabajan con abogados y «lo pelearán hasta el fin».