La fundación Mercedes Calles costeará el arreglo de los daños en los locales de la cafetería que permitirán reanudar las obras de ampliación del establecimiento. Así lo confirma el ayuntamiento después de que los técnicos municipales hayan revisado el nuevo proyecto que remitió la fundación, adjudicataria de la gestión del bar de San Jorge, tras meses de desencuentros sobre quién debía asumir la reparación de la cubierta.

De esta forma, finalmente será la adjudicataria la que abonará tanto el arreglo como el coste del informe externo que encargó el ayuntamiento para que determinara cómo se habían producido los daños en los locales y se dilucidara quién era el responsable. En un principio, la fundación defendía que los daños eran fruto del deterioro provocado por el paso del tiempo y el ayuntamiento sostenía que se habían producido a causa de las obras que se realizaron para adaptar el local al negocio de hostelería. Tras la falta de acuerdo sobre la competencia de las deficiencias, se encargó a un estudio externo que desarrollara un informe y este ha determinado que las causas de la anomalía en el techo de los locales estaba provocada por los trabajos de los operarios porque no se habían desarrollado correctamente y por tanto, era la adjudicataria la que debía asumir su reparación.

Tras ese informe y la incertidumbre sobre si el caso acabaría en los tribunales, la fundación ha presentado en este mes un nuevo proyecto en el que se incluye las reparaciones oportunas, un paso previo para que se pueda continuar con las tareas de ampliación de la cafetería ya que está previsto que incorpore el último de los locales de la plaza donde antes se ubicaba la tienda de souvenirs y que finalmente fue desalojado tras cuarenta años. 

La intención de la fundación, según expone el ayuntamiento, es reanudar en el menor plazo de tiempo posible las obras. Este diario se ha puesto en contacto en reiteradas ocasiones con la fundación para conocer su postura pero no obtuvo respuesta. 

Pandemia y tribunales

Las obras de ampliación suman de esta forma más de dos años de retraso. Primero fue la pandemia la que obligó a pausar los trabajos, que se vieron definitivamente paralizados después de que se advirtiera la presencia de una anomalía en la cubierta de los locales. 

La fundación, que mantiene abierta el museo en Casa Palacio de los Becerra, justo en frente, abrió la cafetería en el año 2015 con un contrato de gestión de diez años prorrogables, entonces con Elena Nevado en la alcaldía. Un año antes había concluido también el contrato del local anexo de la tienda de souvenirs, cuya dueña acudió al juzgado para continuar en la plaza y fue el Supremo el que dictaminó en su contra.