Cuando allá por el primer lunes del mes de septiembre del 2021 comenzábamos nuestra andadura, todo se presentaba en nuestro horizonte como algo por descubrir, desconcertados y expectantes ante muchos interrogantes, e ilusionados por lo que estaba por venir.

El Covid19 seguía presente en nuestras vidas, pero con una realidad menos traumática de lo que habíamos vivido unos meses antes. Todavía sentíamos cerca la enfermedad cuando muchos seguían contagiándose, pero con unos síntomas que nada tenían que ver con los sufridos hacía poco tiempo.

A nivel de Iglesia universal, el acontecimiento del año, sin ningún género de dudas, ha sido la convocatoria por parte del Papa Francisco del Sínodo Universal, los miles de millones de creyentes católicos han sido llamados a tener voz a la hora de comunicar su opinión sobre el tema que fuere. Así se ha hecho y a finales del presente curso se han presentado las conclusiones a nivel nacional, que serán llevadas al siguiente ámbito. Alguna polémica ha habido (sacerdocio de la mujer, celibato opcional...), pero a un nivel muy cosmético. Ahora habrá que seguir reflexionado sobre cómo llevar a la práctica diaria esa sinodalidad.

El tema de los abusos ha seguido castigando nuestra credibilidad, ya sabéis la opinión de esta columna. Más decisión y valentía a la hora de afrontar los hechos y nada de conductas pusilánimes ante este tema. Asumir sin complejos lo que haya que asumir. El Papa Francisco nos marca el camino.

Desde un punto de vista diocesano, el nombramiento en febrero de Don Jesús como nuevo obispo ha marcado todo el año pastoral. Fueron dos años sin pastor y eso se notó. Con su llegada han vuelto a renacer los brotes verdes de una nueva manera de hacer las cosas. Espero que el curso próximo, a estas alturas, estemos valorando los objetivos pastorales que hayan podido marcar nuestro trabajo.

Desde un punto de vista social y político, ya conocéis lo que pasa, la guerra de Ucrania ha puesto el mundo patas arriba, y nos ha colocado al borde del abismo. Todo se ha disparado, la gasolina, la luz, los productos básicos se han subido a las nubes, y numerosas familias se encuentran con dificultades para llegar a fin de mes. Mucha crispación y poco espíritu de diálogo para enfrentarse a esa realidad tan crítica, hacen que las soluciones sean pura utopía.

Desde primeros de septiembre, si Dios quiere, volvemos a leernos. Gracias por vuestra fidelidad.