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la otra crónica

Padres

PadresCARLA GRAW

Un día, yendo el alcalde Carlos Sánchez Polo al ayuntamiento, los del baloncesto le contaron las dificultades que atravesaban. No tardó el regidor, fiel seguidor de la NBA, en llamar a José María Bermejo y con la ayuda de personas como Eduardo Chacón, los dueños de Tambo o el arquitecto Ángel González, se logró alcanzar la mayor gesta de la historia de Cáceres. Lo cierto es que desde aquel 10 de mayo de 1992 a ese ascenso a la ACB se han ido sumando padres, aunque a decir verdad la criatura, que tiene ya 30 años, tuvo pocos padres.

Todos ellos han estado esta noche en el pabellón de la Ciudad Deportiva, donde el Cáceres CB ganó al Prohaci Mallorca. Las mismas gradas, el mismo marcador (80-79) y los mismos padres, que uno a uno han desfilado y han sido aclamados, combatiendo el frío con el calor de la nostalgia.

Ocurre que los padres no se pueden desprender de su época; es fundamental porque solo así son capaces de aleccionar a sus hijos sobre la importancia de mantener vivo el recuerdo. La hazaña del modesto equipo fue un medio para que toda una ciudad se involucrara en un proyecto común. Y salió bien. Aumentó la autoestima y demostró que con tenacidad y esfuerzo se puede conseguir cuanto te propongas. Esto fue posible gracias a un equipo, que hoy se volvió a citar en el lugar donde todo empezó para recoger su Medalla de Oro de la Ciudad de Cáceres, pocas veces tan merecida.

Esa tarde, Roberto Gómez tuvo el balón en sus manos, pero no tiró, se lo pasó a Jordi Freixanet porque el destino había marcado que su otro compañero estrella diera nombre a la canasta del triunfo ante 3.000 espectadores. Roberto ha confesado que la grandeza de todo esto es que 30 años después nos abracemos y sintamos que aquello que pasó todavía sigue vivo.

Es muy importante que los logros colectivos tengan el reflejo en la opinión pública. De manera que El Periódico Extremadura fue otro padre bondadoso que puso el ojo en uno de sus hijos, Javier Ortiz, periodista que ha hecho un libro recordando lo que un club de provincias conquistó. Javi ha narrado los 11 años que Cáceres estuvo en la élite, la corbata de Bermejo a lo Carrascal o ese Lagarto de la Cruz, pivot internacional del Mallorca, al que gritaron ‘Pensionista’ cuando no fue capaz de vencer a los imbatibles 2,17 de Jiri Okac. Javi se ha definido hoy como el telonero de la Medalla. Se equivoca. Javi no es un telonero, Javi es el padre que también alumbró la proeza.

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