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Vista del centro de interpretación que se instalará en el cerro Arropez.EL PERIÓDICO

VALORACIONES DE LA FUNDACIÓN LUMBINI GARDEN SOBRE EL MACRO COMPLEJO Y EL CAMBIO DE GOBIERNO EN CÁCERES

Los promotores del templo budista de Cáceres: «Llevamos 3 años detrás de este proyecto»

La institución espera que la cesión de uso del monte Arropez sea aprobada este verano

Aseguran que ya han despejado «todas las dudas» sobre el complejo al alcalde, Rafael Mateos 

«Los inversores en Asia no entienden cómo la burocracia de la Administración puede ser tan lenta aquí»

Al día siguiente de ganar las elecciones municipales, el alcalde, Rafael Mateos, se pronunció (a preguntas de los medios) sobre el cacareado proyecto de templo budista en el Arropez. Y dijo: «O el templo budista de Cáceres es un macrocomplejo o le diremos no», en referencia a que no puede reducirse «a una estatua y un pabellón provisional y a viajes a Nepal que en dos años han costado 320.000 euros». 

«Tenemos buenas relaciones y el alcalde quiere lo mismo que nosotros. Ya hemos contactado con Mateos y le hemos despejado las dudas»

«Tenemos buenas relaciones y el alcalde quiere lo mismo que nosotros. Ya hemos contactado con Mateos y le hemos despejado las dudas», asegura Ricardo Guerrero, miembro de la Fundación Lumbini Garden (promotora del complejo) y director de asuntos institucionales y religiosos en el proyecto Gran Buddha. «Entendemos que el alcalde no quiera un proyecto a medias, pero es que la complejidad del mismo requiere que vayamos paso a paso; siempre bajo la tutela del ayuntamiento». 

Uno de los viajes a Asia en la pasada legislatura.

Pasos previos

Esos pasos previos al macro complejo incluyen la instalación de la estatua gigante de Buda de jade blanco, de 47 metros, y del Pabellón de Nepal en la exposición universal de Milán 2015 para el Centro de Interpretación de la Naturaleza y del Proyecto Gran Buddha de Cáceres). Y esos pasos requieren que el consistorio dé luz verde a la cesión de uso temporal de los terrenos municipales en el Arropez y, posteriormente, a la licencia de obra de la estatua y del centro. «Llevamos 3 años detrás de esto. Los inversores en Asia no entienden cómo la burocracia de la Administración puede ser tan lenta aquí, y tenemos que hacer un ejercicio para explicárselo y que no se enfríe el proyecto. Tenemos que estar cuidando las relaciones constantemente. Allí no se entiende que a un proyecto tan importante para la sociedad no se le dé prioridad», lamenta Guerrero sobre el laberinto burocrático al que se tiene que enfrentar el proyecto, que en marzo obtuvieron el visto bueno medioambiental, por parte del Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura, a la instalación de la estatua gigante.

Ya entonces, la Lumbini Garden se desmarcó pidiendo a los grupos municipales tener «altura de miras» y criticó las «batallas políticas» con respecto al proyecto, apremiando al consistorio a tramitar la cesión de uso del terreno y las licencias de obras. «Esperamos que la cesión del terreno sea aprobada esté verano. No vamos a movilizar a ingenieros ni arquitectos para hacerlos que se desplacen de Asia hasta Cáceres sin tener la licencia de obras aprobada». No obstante, la fundación está intentando agendar un encuentro con el nuevo alcalde y el nuevo equipo de gobierno, «aunque ya ha habido contactos con los miembros de la fundación que están en Cáceres», señala Guerrero en relación a la empresaria Pilar Acosta.

«Nuestra esperanza es que no nos vayamos a septiembre; por nuestra parte está toda la documentación presentada»

Sin plazos

«Nuestra esperanza es que no nos vayamos a septiembre; por nuestra parte está toda la documentación presentada. Hay muchas partes implicadas, técnicos de ingeniería que están en Asia y no podemos asumir los costes de trasladarlos mientras no tengamos la total seguridad de que hay luz verde». Y añade que «entendemos que la política es así y también la Administración, pero esto ya empieza a pesar».

«Asia, no es que sea el futuro, es que ya es el presente del mundo en términos demográficos y económicos. Tenemos que tender puentes y este proyecto no es ni más ni menos que eso: un gran puente de entendimiento, cooperación y fraternidad entre Asia y Occidente», apuntan desde la Lumbini Garden.

La fundación aclara que el objetivo es «establecer una gran comunidad budista no sectaria, es decir, no adscrita a ninguna tradición ni escuela. Y no identificada con ninguna en concreto, sino dando cabida con todas a la vez». 

Infografía del futuro templo budista con la estatua de jade blanco.

El proyecto contmepla que el budismo occidental «encuentre su camino, tiene que encontrar su forma de expresión y práctica; vamos a invitar a los asiáticos a venir aquí que conozcan nuestra cultura nuestra idiosincrasia nuestra manera de entender el mundo».

111 hectáreas

«Vamos a dar la oportunidad de que los grandes templos de Asia puedan establecerse en Occidente, en 111 hectáreas; que cada uno desarrolle lo que más le interese: un centro emocional, un centro académico, un monasterio... Monjes con estancia permanente y temporal con un elemento unificador que es la estatua de 47 metros», la más grande de Occidente, que donará la asociación de minas de Myanmar. «Una joya, un emblema y un faro de hermandad y entendimiento». 

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