Baloncesto. LEB Oro

El Cáceres le da la vuelta a la tensión

El conjunto de Roberto Blanco se lleva un partido de esos ‘obligados’ frente al Clavijo (85-78)

Juanjo Santana intenta anotar en la zona del Clavijo.

Juanjo Santana intenta anotar en la zona del Clavijo. / Carlos Gil

Javier Ortiz

Javier Ortiz

85 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Hansel Atencia (9), Greg Gantt (12), Gael Bonilla (10), Remu Raitanen (18), Dikembe André (10) -cinco inicial- Pablo Rodrigo (2), Vaidas Cepukaitis (8), Dani Rodríguez (11), Juanjo Santana (2), Pau Carreño (3).

78 - Rioverde Clavijo: Miguel de Pablo (0), Juan Alberto Esteves-García Coffi (9) Javier Nicolau (9), Pau Treviño (0), David Knudsen (13) -cinco inicial- Alberto Moreno (3), Hugo Arbosa (4), Alberto Cabrera (6), Ismael Tamba (11), Andre Norris (17), Kevin Torres (6).

Marcador por cuartos: 23-26, 44-40 (descanso), 60-57 y 85-78 (final). 

Árbitros: Ángel Antonio Albacete, Asunción Langa y Eduard Colomé. Eliminado: Nicolau (min. 38).

Incidencias: Quinta jornada de la LEB Oro. Partido disputado en el Multiusos Ciudad de Cáceres ante 900 espectadores.

Uf. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad se apuntó uno de esos partidos obligados, de los que resultan polarizantes: para un equipo como este, ganarlos fortalecerá el objetivo de la permanencia y perderlos, conllevará dudas existenciales. Contra el Rioverde Clavijo sucedió lo primero (85-78) y los agoreros tendrán esperar otro momento para sacar a pasear sus dagas. Tras cinco jornadas, y aunque no sea un balance positivo, haber ganado ya dos encuentros está bastante bien.

Es lo que pasa cuando dos modestos se enfrentan. El conjunto de Logroño tiene probablemente una de las pocas plantillas con menos pedigrí que la del Cáceres en esta LEB Oro, aunque luchó de forma admirable, sabiendo que su salvación pasará por no rendirse ni un segundo. Es lo que va aprendiendo el conjunto de Roberto Blanco. El fiasco de Ourense había disparado la preocupación, pero esta vez la actitud fue perfecta.

Tras un primer cuarto de tanteo mutuo, con escasa preocupación defensiva, en el segundo empezaron de verdad las hostilidades. Primero dio el Clavijo, que cogió con aparente facilidad ocho puntos de ventaja (28-36, min. 14) aprovechando una fase de confusión de su oponente, que pareció perder para el resto del choque a Dikembe André por lesión. Afortunadamente, no sería así.

Idas y vueltas

Es curioso porque el Cáceres solo empezó a funcionar de verdad a partir de entonces, encontrando al frío-caliente Remu Raitanen en buenas posiciones y, oh maravilla, yendo con suma agresividad al rebote ofensivo. No costó mucho primero igualar el choque y luego ponerse por delante en unos afortunados últimos segundos de la primera parte, con cuatro puntos muy baratos. 44-40 y buenas perspectivas porque se detectaba claramente que iba a ser un partido de emociones, de esos en los que la tranquilidad y las ideas claras perdurasen sobre lo táctico.

Pau Carreño penetra a canasta.

Pau Carreño penetra a canasta. / Carlos Gil

El intermedio sirvió para refrescarse y no para relajarse innecesariamente y fueron de nuevo los cacereños los que dieron un demarraje tirando de un baloncesto que llegó a ser vistoso (52-44, min. 24). Pero este no es un equipo tan sólido ni talentoso como para ser capaz de matar los partidos con suficiencia. El Clavijo no se bajó de su burra y afrontó el último cuarto teniendo a tiro a su rival (60-57). Las alarmas volvieron a sonar cuando el partido se igualó poco después (61-61).

Ocurrieron a continuación varios hechos con algo de sobrenatural. Dani Rodríguez, a lo ‘Cocoon’, encadenó los siguientes seis puntos de los locales, que obtuvieron así un respiro que, sin embargo, no duraría mucho. Clavijo volvió a empatar (67-67, min. 35) y fue entonces cuando una falta a Greg Gantt en la línea de triple se acabaría transformando en cinco puntos por las dos técnicas consecutivas a componentes del equipo riojano. Coger ese pequeño margen resultaría esta vez determinante, por mucho que el Clavijo se empeñase una y otra vez en percutir hacia el aro cacereño con una buena dosis de fe. Pero en eso no se le podía ganar al Cáceres, al menos esta vez, sobre todo cuando un desinhibido Juanjo Santana, que llevaba una época floja, protagonizó la jugada del partido con un mate estratosférico que tuvo un enorme poder psicológico y sentenciador. Del 80-73 a 1:48 ya no se levantó el Clavijo y a partir de ese momento ambos parecieron estar más pendientes del ‘average’. La sospecha de que acabarán cerca uno del otro en la clasificación al final quedó latente. De hecho, ahora van empatados en la poblada zona media.

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