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Gabriel Paulista refuerza la debilitada defensa del Atlético

El central brasileño firma hasta final de temporada tras rescindir su contrato con el Valencia

Gabriel Paulista.

Gabriel Paulista. / EP

Sergio R. Viñas

Miraba el Atlético al centro del campo en este mercado de invierno y al final incorporó al joven Arthur Vermeeren. Miraba a la delantera y la idea era fichar a Moise Kean, pero el reconocimiento médico recomendó lo contrario. Miraba a la portería e hizo un cambio de cromos, Horatiu Moldovan por Ivo Grbic. A priori no miraba a la defensa, pero a dos días del cierre del mercado ha anunciado la incorporación de Gabriel Paulista.

Es el central brasileño el tercer y, en principio, último fichaje del Atlético en esta ventana invernal. Un parche temporal, pues firma un contrato de apenas cinco meses, hasta el final de esta temporada, después de desvincularse del Valencia, club en el que había jugado las últimas seis temporadas y media.

No estaba en los planes del Cholo, escrito está, apuntalar la defensa. Pero tanto el rendimiento de sus zagueros como las bajas que ha sufrido en esa zona en las últimas semanas invitaban a sumar un efectivo más en esa parcela. Lo hace con un veterano de 33 años con amplia experiencia en LaLiga que además venía jugando con asiduidad (19 partidos este curso), lo que se llama un jugador de rendimiento inmediato.

Bajas y lesiones en defensa

Caglar Soyuncu, después de una primera mitad de temporada muy decepcionante, ha sido cedido al Fenerbahce para que se reencuentre consigo mismo. César Azpilicueta, un comodín perfecto, podría no regresar hasta el tramo final del curso por una rotura de menisco. José María Giménez también está en el dique seco y en su caso no es tan preocupante la gravedad de la dolencia (debería volver este mismo mes), como la reiteración de lesiones que padece.

En definitiva, Diego Simeone se quedaba, al menos a corto plazo, como Witsel, Hermoso, Savic y Reinildo para cubrir tres puestos en el centro de la defensa. Una nómina demasiado exigua como para afrontar tres competiciones con plenas garantías. Y ahí ha aparecido Gabriel Paulista, una oportunidad de mercado de manual.

Porque el brasileño acababa contrato con el Valencia esta temporada y gozaba de una cláusula de renovación automática si alcanzaba los 20 partidos. Ocurría que Peter Lim se negaba a que eso sucediera, debido a la elevada ficha que tiene, firmada en los olvidados tiempos de opulencia en el club de Mestalla.

Amenaza de lío institucional

Ocurría, también, que Rubén Baraja, el técnico ché, había amenazado con declararse en rebeldía ante esa situación. Había advertido al club de que dispondría de él con normalidad, sin tener en cuenta su situación contractual, lo que generaba una doble amenaza al Valencia: económica y de paz institucional.

La solución ha sido un acuerdo entre Valencia y Paulista para rescindir el contrato y otro entre el jugador y el Atlético para firmar un acuerdo para lo que queda de temporada. Un movimiento rápido, que frustró las negociaciones ya avanzadas entre el central y el Besiktas para que Simeone incorpore un pretoriano más a sus filas.