Fútbol. Segunda Federación

Este Cacereño-Badajoz no era un partido más

El Príncipe Felipe, con la mejor entrada de la temporada, vibró con un apasionante duelo en el que la afición no dejó nunca de animar y que terminó con empate a un gol

Dicen jugadores y entrenadores que es un partido más, que vale tres puntos, como los demás, que bla, bla, bla. Pero ellos mismos saben que no es así. El Cacereño-Badajoz de este sábado no fue uno más (1-1). Ni la entrada, 4.895 espectadores, de largo la mejor de la temporada, ni el ambiente, ni el sentimiento, ni la forma de animar, celebrar los goles o protestar al árbitro. No, no era un partido más. Era ‘el partido’. 

Por la ciudad se veían muchas camisetas y bufandas, principalmente del equipo local, pero también las había del visitante. Incluso hubo algún pequeño incidente entre la hinchada blanquinegra y la Policía Nacional. Los jugadores del Cacereño tuvieron recibimiento de día grande. Hora y media antes de que arrancara el derbi, el autobús con los aficionados del CPC era recibido por una multitud entre cánticos y bengalas. El del Badajoz lo hizo entre abucheos. No, no era un partido más. 

El himno sonó instantes antes del encuentro, como siempre, pero las dos gradas, la de tribuna y preferencia, se poblaron de bufandas en alto. Cuando el speaker ‘cantó’ la alineación del equipo visitante se abucheó, lo que no es habitual en el Príncipe Felipe. Muchos pitos hubo cuando sonó el nombre de Samu Manchón, ex del CPC. También se le silbó cada vez que tocó el balón y muy sonora fue cuando le sustituyeron en la segunda parte. Y cuando llegó el turno de los jugadores de casa, oles y aplausos para cada uno. «Decano y monumental» decía la pancarta desplegada en la zona de preferencia, junto a la puerta 13. No, no era un partido más.

La afición del Cacereño estuvo más animosa que nunca. No dejó de animar, no dejó de cantar. Unas veces, las más, era directamente para animar a los suyos. Otras, para ‘meterse’ con la ciudad vecina o gritar ese siempre poco elegante «a Tercera» al equipo rival. También se hacía notar la afición del Badajoz, aunque sus canciones las ‘ahogaban’ los seguidores cacereños.

Los decibelios subieron en la segunda parte. La mejoría del equipo local ayudaba a ello. No pararon de subir con el paso de los minutos y los medidores saltaron por los aires cuando el colegiado pitó el penalti a favor del Cacereño en el 92. Pero Clausí lo falló y los que se animaron en ese momento fueron los blanquinegros. Al final, 1-1, pero no, no era un partido más.

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