Baloncesto. LEB Oro

Cáceres, inoperancia y desgracia

El equipo de Arturo Álvarez deja escapar la victoria ante el Tizona Burgos, uno de los aspirantes a ascender

Pablo Rodrigo bota el balón ante la defensa del Tizona.

Pablo Rodrigo bota el balón ante la defensa del Tizona. / Jorge Valiente

64-Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Pablo Rodrigo (4), Mike Nuga (17), Gael Bonilla (7), Ashley Hamilton(4), Dikembe André (7) -cinco inicial- Hansel Atencia (5), Remu Raitanen (5), Greg Gantt (2), Dani Rodríguez (3), Darko Balaban (9), Pau Carreño (1).

66-Grupo Ureta Tizona Burgos: Caio Pacheco (10), Rodrigo Seoane (6), Jacobo Díaz (3), Joe Cremo (8), Abdou Thiam (4) -cinco inicial- Arnau Parrado (17), Rubén Vila (9), Sergi Hughet (0), GarmineKande (0), Gerard Jofresa (5), Ayoze Alonso (0), Mario Saint-Supery (4), 

Marcador por cuartos: 8-20, 28-37 (descanso), 44-55 y 64-66 (final). 

Árbitros: Mikel Cañigueral, Joaquín Lizana y Sergio Acevedo. Eliminado:Saint-Supery (min. 34). 

Incidencias: Partido de la vigesimoséptima jornada de la LEBOro. 1.837 espectadores (cifra oficial).

Van quedando pocas palabras para definir lo que está haciendo el Cáceres Patrimonio de la Humanidad esta temporada. Este domingo sumó otra muesca de desgracia a su estropeado revólver con una derrota que bien pudo ser victoria ante el Grupo Ureta Tizona Burgos (64-66). El conjunto de Arturo Álvarez, aunque sin jugar un partido desde luego redondo, estuvo a punto de derrumbar a un sorprendente aspirante al ascenso directo, pero en el último minuto lo echó todo a perder. No es el año.

Lástima porque nunca viene mal una alegría en casa de un auténtico indigente como es este equipo. Y hasta se podía haber rescatado la calculadora soñando con la permanencia. Pero otra vez se dio de bruces con una indignante mezcla de limitaciones técnicas y pésimas decisiones sobre la pista. Todo el mérito que tuvo aguantarle la mirada al Tizona casi siempre se convirtió en un amarguísimo sabor de boca. 

La tarde ya empezó rara. Como esta temporada está pasando de todo, cuadró que el partido empezase con 70 minutos de retraso porque un aro estaba roto. Al parecer es así hace dos semanas, pero nadie reclamó. En la sustitución costó mucho calibrar la canasta, lo que sumió en la desesperación a protagonistas y público.

Faltaba por saber a quién le repercutía de forma más negativa el contratiempo. Y el primer minuto hizo pensar que al Tizona: triple de Nuga, buena defensa local y balón debajo del aro, en solitario, para Dikembre André, que lo falla miserablemente.

Cambio de canasta antes de iniciarse el choque.

Cambio de canasta antes de iniciarse el choque. / Jorge Valiente

Casi seguro que el partido hubiese sido el mismo con un 5-0 inicial, pero a partir de entonces los burgaleses empezaron a mandar por un claro 8-20. Nunca fue el equipo que ha sido capaz de llegar a los cien puntos con la facilidad de otras jornadas, pero sí que se agarró al trabajo defensivo y a la fe que dan los buenos resultados. El juego ofensivo de los verdinegros fue para echarse a llorar en ese arranque, entre pérdidas, tiros errados (11 de 22 en libres al final) y faltas a destiempo. 

Al cadáver se le puso mejor cara en el segundo cuarto, propulsado por unos buenos minutos de Nuga, probablemente el único jugador de carácter fiero en ese vestuario porque aparte de jugar también hay que saber a veces encararse con un contrario si crees que te falta al respeto. Se corrió el riesgo por momentos de que en el intercambio de golpes el Cáceres saliese perdiendo (23-36, min. 17), pero no fue así y la diferencia se quedó por debajo de los diez puntos al descanso (28-37).

Emoción y disgusto

La radiografía del tercer cuarto fue en esa línea:Tizona a punto de romper (37-50, min. 27) y Cáceres sosteniéndose en el alambre (parcial siguiente de 6-0. Hamilton montó en cólera con sus propios compañeros pidiendo intensidad.

Encarar el último tramo once abajo no invitaba al optimismo, pero surgió un pequeño milagro. 8-0 para empezar con Dani Rodríguez al mando, Gael Bonilla mejorando sus últimas actuaciones y, en general, un tono creciente. 

Con la complicidad imprescindible de la hinchada, el Cáceres fue recortando y recortando hasta ponerse por delante con un palmeo de Balaban a falta de 55 segundos (64-63). Increíble. ¿Y qué pasó luego?Sencilla canasta visitante, pérdida entre el revolucionadísimo Rodrigo y Hamilton, tiro libre de Tizona y una última opción con 8 segundos por delante para la que Atencia --vaya temporada-- ni siquiera llega a conducir bien el balón hasta el campo rival. Chao.

Arturo Álvarez: "Lástima que el tiempo no nos dé"

«El esfuerzo defensivo del equipo ha sido nuestro principal mérito. Sabíamos que siTizona no anotaba 80 puntos teníamos la oportunidad. Me da mucha pena que el Cáceres no haya sumado la victoria en un partido en el que he sentido cómo vibraba la afición. Nos han llevado en volandas y me he sentido como en casa. Objetivamente es una valoración negativa por el resultado, pero subjetivamente siento que damos pasos adelante. Lástima que el tiempo no nos dé. Estoy orgulloso de los jugadores», comentó Arturo Álvarez al final del choque. El técnico del Cáceres lamentó la jugada de la pérdida entre Rodrigo y Hamilton, sobre la que que comentó que «el objetivo era buscar una falta e ir a la línea de tiros libres y lo hemos hecho todo al revés. Los corazones de los jugadores van muy rápido, pero no busquemos culpables».

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