Extremadura es la segunda comunidad autónoma española con una mortalidad más alta por tumores. Si se ordenan todas las regiones en función de sus tasas estandarizadas de mortalidad (las que la representan como si la población de todas ellas tuviera la misma composición por edades) solo hay otra que aparece con un peor dato: Asturias. Y si hay un cáncer que mata en la región, ese es el de la tráquea, bronquios y del pulmón, que en 2019 acabó con la vida de 630 extremeños, según los últimos datos del INE. 

Esta alta incidencia está directamente vinculada a la elevada prevalencia del tabaquismo: uno de cada cuatro extremeños de 15 o más años fuma a diario y cerca de un 38% de ellos consume una cajetilla de 20 cigarrillos o más por jornada, dato que se sitúa a la cabeza del país. Ahora, un estudio ha puesto cifras al papel que en esta mayor aparición de los tumores puede tener otro factor que, aunque distinto, también está muy vinculado al tabaco: la presencia de gas radón.

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela y del Laboratorio de Radón de Galicia, en colaboración con el Ministerio de Sanidad y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), acaban de publicar un estudio en la revista ‘Environmental Research ‘ que estima que la exposición al radón está detrás del 4% de las muertes que se producen en España por cáncer de pulmón. En el caso de Extremadura, este porcentaje es muy superior, del 6,9%, solo superado ligeramente por el de Galicia (7%). Ambas autonomías son también las que cuentan con una proporción mayor de superficie afectada por una elevada exposición a este elemento. «Galicia tiene un 70%y Extremadura un 47% de todo su territorio clasificado como de riesgo según el CSN. Esto se debe fundamentalmente al sustrato granítico que hay en buena parte de la comunidad autónoma», explica Alberto Ruano, el profesor de la universidad santiaguesa que ha liderado este trabajo. 

El radón es un gas invisible, inodoro e insípido que se filtra a través del suelo y se difunde en el aire. Su origen es natural, ya que se produce por la descomposición de uranio. De hecho, se trata de la principal fuente de radiación natural, llegando a suponer casi la mitad de la que afecta al ser humano a lo largo de su vida. En los exteriores aparece en concentraciones muy bajas, mientras que en los interiores de las casas penetra a través de fisuras o grietas en cimientos y sótanos.

Alberto Ruano, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela.

«Alguien que fuma bastante y tiene una concentración de radón elevada en su casa multiplica entre 40 y 50 veces su probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón»

Alberto Ruano - Profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago

«El radón es el primer factor de riesgo de cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado pero es el segundo, tras el tabaco, en personas que sí lo ha hecho», precisa Ruano. La incidencia se dispara cuando ambos agentes interactúan. «Frente a alguien que, por ejemplo, tiene poco radón en su casa y no fuma, otra persona que sí lo hace bastante y tiene además una concentración de radón elevada en su casa, está multiplicando en torno a 40 o 50 veces su probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón», esgrime este profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública. 

Este experto hace hincapié también en que se trata del primer estudio que aplica una corrección de la exposición al radón en función de la altura de la casa, ya que esta es menor en las personas que viven en pisos altos. Este es un factor muy a tener en cuenta en comunidades como la extremeña en las que una parte importante de la población reside en municipios de pequeño y mediano tamaño, en los que escasean las construcciones con más de dos plantas. «Los datos indican que, si no corregimos la exposición al radón por la altura de la casa, la carga de mortalidad se duplicaría», puntualiza Ruano. Así, en Extremadura, si se considerara solo la población que reside en plantas bajas o primeras, la proporción dentro de las muertes por cáncer de pulmón que están ocasionadas por este elemento químico estaría rondando el 13%.

No obstante, recalca, «la mayor parte de los fallecimientos en los que tiene algo que ver el radón es porque también está presente el tabaco. Si no se fumase, una gran parte de estas muertes desaparecería». Por este motivo, incide en que para responder a la pregunta de si se tiene o no riesgo de padecer cáncer de pulmón, lo fundamental a tener en cuenta es si se es fumador. « Lo primero que hay que hacer es dejar de fumar. El tabaco por sí mismo aumenta en 20 veces el riesgo de cáncer de pulmón, mientras que el radón lo puede estar incrementando una o dos veces».

El radón causa el 7% de las muertes de extremeños por cáncer de pulmón

¿Está vinculada la presencia de este gas a otras patologías? «Hoy por hoy solo está asociado con el cáncer de pulmón. Hay líneas de trabajo que tratan de vincularlo con otros tipos de cánceres o de enfermedades respiratorias. Nosotros hemos hecho varios trabajos al respecto que sugieren alguna asociación, pero no se pasa de la sugerencia», contesta el Coordinador del Grupo de Epidemiología y salud pública de la Universidad de Santiago de Compostela.

Nueva normativa

El objetivo es que los resultados de esta investigación faciliten el desarrollo de políticas públicas para reducir la concentración de este gas en los hogares y para la aplicación de la directiva europea de protección contra las radiaciones ionizantes, ya sea tanto en la población en general como para los trabajadores en particular. «La directiva ya debería estar en vigor en España desde 2018», defiende. «Este es un carcinógeno humano desde hace 30 años, y la gente vive en zonas con mucho radón de todo el mundo sin ningún tipo de problemas, es cuestión de aplicar los conocimientos que ya tenemos sobre él», sostiene.

Nueve de cada diez municipios de la región están incluidos en las zonas de riesgo

El nuevo CTE entró en vigor a finales de septiembre de 2020. En él se clasifican los municipios de cada comunidad autónoma en función del riesgo de radón que se considera que existe en ellos. «Si yo quiero hacerme una casa en un municipio clasificado de alto riesgo, obligatoriamente el arquitecto tiene que diseñar la vivienda a prueba de radón. Eso es en obra nueva, pero queda un poco en el limbo la que ya está construida, porque no se preocupa de ella», aclara este profesor, quien recuerda que además esta normativa fija la obligatoriedad de que solo los laboratorios acreditados sean los encargados de medir estas radiaciones. «Las medición de radón es barata. Es más caro reducirlo, pero no excesivamente, porque hay que hacer una pequeña obra, de unos 1.500 o 2.000 euros, aunque te puedes encontrar presupuestos de hasta 20.000 euros, verdaderos abusos», avisa.

El CTE establece dos categorías en función del nivel de riesgo. En el caso de Extremadura, aparecen 275 incluidos en la zona 2 (las de mayor exposición), un 71% de los que hay en la región. En Cáceres están 189 de ellos (un 85% del total), mientras que en Badajoz se ubican los 86 restantes, algo más de la mitad de los términos municipales pacenses. Además, figuran otras 76 localidades en la zona 1, de menor riesgo (57 en Badajoz y 19 en Cáceres). De esta manera, más de un 90% de los municipios extremeños queda encuadrado en una de estas categorías (351 de 388).