A lo largo del día de hoy está prevista la llegada a Cáceres de la expedición cacereña, después de haber recorrido más de 7.000 kilómetros para ayudar a huir de la guerra a más de 20 refugiados ucranianos. Este sábado cruzaron Alemania y parte de Francia con el objetivo de llegar a tierras cacereñas durante este domingo. El viaje está siendo tranquilo y con bastante silencio. Los refugiados aún no se atreven a verbalizar qué les está ocurriendo. Dejan atrás su vida. «No les preguntamos mucho. Tienen que tranquilizarse y coger confianza. Nosotros lo único que queremos es darles un viaje tranquilo y lo más agradable posible», dice la cacereña Inmaculada Polo, organizadora de esta expedición que es, según ella, una de las experiencias más importantes de su vida.

La noche del viernes durmieron en Núremberg (Alemania), en un hotel que les recibió con los brazos abiertos. Polo forma parte de un grupo de Whatsapp creado con voluntarios de todo el territorio nacional y al que pertenecen no solo personas que, como ellos, han decidido coger sus vehículos privados para ir a la frontera a ayudar. Sino también otros que, ante la imposibilidad de moverse de sus casas, ayudan con la intendencia del viaje.

«Animamos a viajar a Ucrania, que nos acogen con los brazos abiertos»

Inmaculada Polo - Organiza el viaje

De esta forma, antes de caer la noche, avisaron por mensaje a este grupo de que querían parar a descansar en esta localidad y les gestionaron el alojamiento. Al llegar al hotel tenían todas las habitaciones preparadas. «El grupo está perfectamente organizado y están pendientes de nosotros en todo momento. Anoche -por el viernes- nos consiguieron el hotel para dormir en Alemania. En este país era muy complicado entrar sin papeles, sin certificados covid (exigen estar vacunado con la pauta completa),… Pero cuando llegamos teníamos todas las habitaciones reservadas y nadie preguntó», cuenta Polo.

Con este grupo llevan en contacto desde que salieron de la capital cacereña el pasado martes. Se unieron por un amigo gallego que ya había realizado varios viajes a Ucrania a llevar material y a recoger refugiados. En él todo el que llega a la frontera va contando sus experiencias y les va indicando al resto hacia dónde pueden dirigirse, dónde descargar, … «Están disponibles las 24 horas del día, les escribamos a la hora que les escribamos responden y lo hacen de manera altruista. Es gente que no puede viajar y lo que han decidido es poner el corazón en ayudar a la gente que sí puede hacerlo», explica esta cacereña.

Se ha gestado de forma parecida a como se creó Redcor en Cáceres durante la pandemia del coronavirus, cuando varios voluntarios decidieron unirse de forma individual para ayudar a los contagiados que se encontraban aislados o a las personas mayores y dependientes y les llevaban comida y medicamentos.

Por mensajes, a través de este grupo, les habían advertido, por ejemplo, de lo que iban a encontrar en el campamento de refugiados, pero vivirlo en primera persona fue mucho más duro de lo que esperaban. Así lo cuenta la propia Inmaculada Polo en un vídeo que ha colgado en sus redes sociales. Es de noche y el movimiento de personas allí no para. Justo en el momento en el que graba un autobús acaba de trasladar a decenas de desplazados. Y se ve a una mujer en silla de ruedas llorando. «Hace un momento han sacado a tres bebés de un coche y se escucha a muchos llorando, muertos de frío, esto está todo lleno de personas y es constante», cuenta. «Hay gente que dice que no hay guerra, que no hay desplazados, pues animaos que nos acogen con los brazos abiertos, es lo que ellos nos piden», añade.