Cuando la doctora extremeña Emilia Hidalgo-Barquero entró en 1972 en la Facultad de Medicina de Cádiz (donde el Ministerio de Educación envió ese año a los alumnos de Extremadura antes de la creación de la UEx) eran como mucho un 20 o 30% de mujeres en un grupo de cerca de 900 alumnos. «Soy de la generación del baby boom», recuerda. «En 1978, de los 153 alumnos licenciados, somos 32 las mujeres». Y eran solo dos cuando comenzó su especialidad: Pediatría (luego hizo también Nefrología Pediátrica). «Ahora los pediatras son mayoritariamente mujeres, pero cuando empecé el MIR en el Materno Infantil de Badajoz había 34 médicos y entre los adjuntos solamente una mujer», recuerda.
Ella, de DonBenito y ya retirada desde 2020, es vocal de los facultativos jubilados en la Junta Directiva del Colegio de Médicos de Badajoz y ha sido testigo y una de las protagonistas del cambio que ha vivido la mujer en el ámbito de la medicina, prácticamente relegado al hombre hasta los años 70. Un cambio que llegó con la apertura de la sociedad y el acceso de la mujer a la universidad.
Ellas ya hace tiempo que son mayoría en las facultades de Medicina de España. En la Universidad de Extremadura actualmente casi el 71% de los estudiantes del primer curso son mujeres, según las estadísticas de la UEx. «Muy demostrativo de todo ello es el cambio en la proporción de médicos colegiados en nuestra provincia en una sola generación, como se ve en la estadística del Colegio de Médicos: De los médicos colegiados mayores de 65 años 528 son hombres y 135 mujeres, sin embargo entre los de menores de 35 años 542 son mujeres y 245 hombres», destaca la doctora.
Progresión imparable
Su inclusión en las universidades ha permitido su progresión en los hospitales y centros de salud fuera Y dentro de la comunidad. Las mujeres son mayoría en la medicina española desde hace ya varios años, pero en Extremadura acaban de superar el hito recientemente. En 2018 eran el 49,9% del conjunto de los médicos activos en la región, según el último informe sobre demografía médica elaborado por la Organización Médica Colegial. Y en junio de 2021 suponían ya el 54,2% del total de facultativos que trabajan en la sanidad pública en Extremadura. Este dato se extrae de un reciente informe (publicado el pasado mes de marzo) del Ministerio de Sanidad que ha elaborado el equipo EcoSalud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias. En él se analizan las necesidades futuras de facultativos en todo el territorio nacional en un panorama de déficit sostenido en base a una radiografía de la profesión en cada comunidad del país. Y una de las características que se destacan, además de la edad y la jubilación, es la presencia de la mujer.
Según este documento, las doctoras son el 59,7% del total de los profesionales médicos en la Atención Primaria y suponen el 50,4% en la especializada. La media, en total, es del 54,2% frente a 45,8% de hombres. Pero entrando en los detalles, hay grandes diferencias entre las especialidades facultativas.
La presencia femenina sigue siendo baja especialmente en las especialidades del ámbito de la cirugía. Apenas hay dos mujeres por cada diez cirujanos en Neurocirugía, en Cirugía Ortopédica y Traumatología y Cirugía Cardiovascular, las tres con los datos más bajos. Su figura es menor también en otras especialidades que nada tienen que ver con la cirugía, como son Medicina Nuclear (ellas son el 22,2% del total), Cardiología (32,8%) o en Urología (38,5%). Sin embargo, hay otras especialidades médicas mucho más feminizadas como son Pediatría, con un 76% de mujeres en la Atención Primaria y del 66% en la Especializada. Y también son una amplia mayoría en Medicina Preventiva (el 80%), Obstetricia y Ginecología (69,6%), Alergología (68,2%), Oncología Radioterápica (64,7%) y Hematología y Hemoterapia (64,6%), entre otras.
Para la doctora Emilia Hidalgo-Barquero estas diferencias no obedecen a ninguna circunstancia concreta, porque la presencia femenina es ya un hecho constatable en cualquier especialidad. «Creo que es algo que ocurre también en algunas carreras específicas de ingeniería, hay algunas especialidades consideradas más de hombres y otras de mujeres, pero estamos en todos los ámbitos». Lo que se resiste un poco más todavía es alcanzar puestos de responsabilidad. «Las mujeres hemos estado más relegadas ahí y nos hemos callado porque somos menos ambiciosas en cuanto a nombramientos y puestos de responsabilidad y hemos puesto por delante otras tareas, pero afortunadamente esto también está cambiando».
A lo largo de su experiencia dice que no se ha sentido discriminada por sus compañeros, pero sí ha podido observar algunos hechos puntuales dentro de su profesión que con el paso del tiempo ha reconocido como de acoso laboral.
El doctor Remigio Cordero, especialista en Medicina Interna y tutor de residentes, que acaba de jubilarse en el complejo hospitalario de Badajoz, también ha sido testigo directo de la feminización de la medicina. «Cuando yo estudiaba en los años 70 apenas había un 20% de mujeres en clase y en la orla de mi padre, que también fue médico, solo aparecía una mujer».
Cordero recuerda, además, que cuando optó a la junta directiva del Colegio de Médicos de Badajoz, a principios de los años 80, llevaron en su programa la eliminación de un evento que hablaba ya por sí solo de la realidad de entonces: la celebración del día de la mujer del médico. «Como todos eran hombres, se venía celebrando esa actividad, pero en aquellos años ya había cada vez más mujeres y era el momento de acabar con eso. Afortunadamente empezó a producirse un cambio social y en el reparto de roles tradicionales», afirma. Un cambio que ya es imparable y que seguirá creciendo.
