Dos años ha costado que vuelva a estamparse la firma de un nuevo convenio del campo en Extremadura. Sindicatos y patronal han firmado este viernes de forma definitiva el nuevo convenio, con cierta incertidumbre hasta el último momento porque la rúbrica estaba prevista para primera hora de la mañana del viernes, aunque luego se retrasó tres horas para volver a la mesa de negociación a cerrar «algunos detalles», que han estado concretando las organizaciones agrarias (Apag Extremadura Asaja, UPA-UCE y Coordinadora Agraria ), la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex) y los sindicatos CCOO y UGT. En la reunión también participó Asaja Cáceres, aunque se ha desmarcado del acuerdo y no lo ha suscrito junto al resto de opas. Ahora amenaza con impugnarlo.

El convenio que se ha firmado este viernes incluye lo que ya se recogió el pasado miércoles en el acta en el que se confirmó el consenso en todos los artículos. Lo que se hizo la reunión de ayer fue matizar algunos puntos del borrador definitivo que generaban discrepancias, y cerrar un acuerdo sobre las bajas por enfermedad, que era más conflictivo. Se planteaba que el complemento que recoge el convenio se limitara a las bajas por enfermedades profesionales y los sindicatos querían que se aplicara también en la enfermedad común y desde el primer día, como se ha recogido finalmente.

Ahora el convenio se registrará y entrará en vigor una vez que se publique en el Diario Oficial de Extremadura (DOE). Se espera que sea en los próximos días. Cuando eso suceda, regirá la contratación de los más de 60.000 trabajadores del campo con una vigencia de tres años (hasta el 2024) y quedará desterrada la posibilidad de que el empleo del sector agrario pase a estar dictado por lo establecido en el acuerdo de mínimos que supone el Estatuto de los Trabajadores. 

Las claves del nuevo convenio

El acuerdo mantiene las 1.768 horas de jornada a anual e introduce algunas modificaciones en cuanto a derechos y complementos. Entre los cambios, se eliminan los 15 minutos que había para el bocadillo en todos aquellos trabajadores con una jornada laboral diaria inferior a 6,5 horas.

También variará el complemento de antigüedad, aunque se mantiene. Con el nuevo convenio no se acumularán trienios como hasta ahora, sino quinquenios (cada cinco años en lugar de cada tres), con una subida por cada uno del 5% y un tope del 25%. Además, la antigüedad únicamente va a computar por jornada laboral efectiva en el caso de los trabajadores temporales, porque solo irán acumulando esa antigüedad por el tiempo que hayan trabajado y no por cada anualidad en la que hayan prestado el servicio. Además la antigüedad será asimilable ante nuevos incrementos del salario mínimo interprofesional (SMI), lo que supone que aquellos trabajadores que con la antigüedad alcancen ya las cifras de próximas subidas del SMI, no sumarán el incremento.

Tras más de año y medio de negociación, con momentos de mucha tensión entre patronal y sindicatos y varias rupturas más o menos enconadas, el acuerdo que han alcanzado ahora propone que en el primer trimestre del 2024 (el año en el que terminaría la vigencia de este convenio), patronal y sindicatos se sentarán a evaluar las tablas salariales para determinar si hay que estudiar nuevos incrementos. No está previsto para entonces una nueva revisión del acuerdo más allá de eso.

El balance que hicieron ayer los sindicatos y las opas firmantes del convenio fue de satisfacción. «Nos vamos con la satisfacción de que entre todos hemos sido capaces de sacar un convenio que llene el campo de derechos salariales y laborales», valoró Saturnino Lagar, secretario regional de Industria de CCOO.

 «Es un buen convenio, y más teniendo presente que íbamos al estatuto (el Estatuto de los Trabajadores) si no lo alcanzábamos», valoró el secretario regional de FICA UGT, Ricardo Salaya. A su juicio, además, otro de los aspectos importantes es que a partir de ahora, con la aplicación de la nueva reforma laboral, la ultraactividad en el convenio es indefinida y no estará «la espada de damocles de la vuelta al estatuto». Antes solo se mantenía por un año.

Satisfacción por el consenso en el campo

Por parte de la patronal, la valoración generalizada es que la estabilidad que aporta la existencia de un marco jurídico puede beneficiar al sector. «Es un convenio totalmente nuevo e interesante tanto para empresa como para trabajador. Puede suponer un punto y aparte, y dar respuesta a todas las necesidades», valoró el gerente de Afruex, Miguel Ángel Gómez.

El presidente de Apag Extremadura Asaja, Juan Metidieri, destacó que el nuevo convenio se ha firmado como un ejercicio de «responsabilidad» de todas las partes.

«Es un acuerdo razonable y equilibrado, y va a dar estabilidad y paz social», señaló el dirigente de UPA-UCE, Ignacio Huertas, que se refirió a la campaña d la fruta, y a las que quedan aún por delante del tomate el viñedo y el olivar. «Que haya normalidad y que agricultores y ganaderos se puedan dedicar a su trabajo es lo deseable».

También el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, calificó de «magnífica noticia» el acuerdo entre sindicatos y patronal y señaló que era «una anomalía» que un sector tan importante estuviera «en un limbo» tras la finalización del anterior.

La única organización agraria que no ha firmado el convenio es Asaja Cáceres. Su dirigente, Ángel García Blanco, se desmarcó del acuerdo y señaló que tratará de impugnar el convenio en base a la jurisprudencia existente, «porque hay complementos que permiten ser absorbidos».